“El FA abraza la globalización, no el aislacionismo, con líderes e intelectuales que han sido formados no en las oscuras estructuras de los partidos políticos, sino en las luminosas aulas de las mejores universidades del mundo, donde se han empapado de las sensibilidades y expectativas que ahí reinan. En suma, apelando a un cliché, diría que el FA no es antimoderno: es más bien posmoderno”.
“Su discurso antirreformas lo llevó a un triunfo que tuvo sabor a derrota. Oyó el mensaje y en la segunda vuelta apareció un nuevo Piñera; una figura abierta a reconocer errores y a modificar sus puntos de vista, con un discurso moderado, unitario y conciliador, comprometido con dar continuidad a las principales reformas de Bachelet”, sostuvo.
“Su principal combustible es el pesimismo, la desazón. Y ese combustible, digamos, está hoy más desvanecido. A él le convendría que la elección fuese lo antes posible”, menciona el sociólogo.
El sociólogo y consultor expone que la señal que está dando la DC es la de estar dispuesta perder para ganar y eso “ha calado hondo y ha revitalizado a sus bases, ha ennoblecido la actividad política con principios”.
A juicio del sociólogo y columnista, la izquierda “de hoy está en otra: no es pro, sino anti desarrollo de las fuerzas productivas; no es pro, sino anti trabajo y pro derechos; no es internacionalista, sino anti globalización”.
Es extraña la fijación de Bolivia con la reclamación territorial con Chile, siendo que con Argentina ha perdido 420.758 KM2. y con Perú más de 250 mil.
El ministro secretario general de la Presidencia, Álvaro Elizalde, rechazó las críticas de la oposición al rol del Gobierno en el caso Monsalve, luego...