“Estamos extremadamente preocupados por este permiso que se ha entregado a las empresas salmoneras, especialmente si toma en cuenta que la misma autoridad ha planteado que esos buques y sus extensos recorridos están contribuyendo a la expansión de la marea roja”, señaló Estefanía González, coordinadora de océanos de Greenpeace.
Toda la mortalidad ha sido derivada a plantas reductoras de harina de pescado, dispuesta en ensilaje o enviada a vertederos autorizados. Desde el 1 de enero de 2018 al 4 de febrero, los titulares de cultivo han informado mortalidad en 80 centros asociados a Bloom.
Desde el 30 de enero el Servicio Nacional de Pesca está realizando monitoreo permanente para medir el avance del florecimiento de algas nocivas o Marea Roja que está afectando principalmente a las salmoneras de Aysén.