La otrora todopoderosa Iglesia Católica en Chile, vive su peor momento y desafección popular, tan brutal como la que vive el parlamento y otras instituciones del país. Simplemente la gente no les tiene confianza pero no significa que dejan de creer, de hecho la encuesta revela que el 80% sigue creyendo en Dios, pero la confianza en las iglesias y organizaciones religiosas es la que cae casi al mismísimo infierno alcanza a un 13%, seguido por la desconfianza en el comercio y la industria que baja al 12% y los campeones de la desconfianza son el sistema judicial con 7% y el Congreso Nacional con un paupérrimo 5%.
Pero, la fe de los chilenos se manifiesta en que el 69% de los encuestados creen en los milagros, el 57% en el infierno, el 68% en el cielo y en las vida después de la muerte 68%.
Y son mayoritariamente los católicos –según la encuesta- los que huyen de su iglesia o bien se avergüenzan de reconocerse como tales al igual como los hizo Pedro al negar tres veces a Jesucristo, según la Biblia.
Hoy los chilenos niegan su fe que por muchos años fue la católica apostólica y romana; dejando los fríos templos para abrazar la fe evangélica más bulliciosa y sin el ritual católico o bien para creer en lo que más les acomoda, así se desprende de la encuesta dada a conocer por el conservador Centro de Estudios Públicos CEP, que establece que quienes se consideran sin denominación, aumentó del 11% al 24%.
El estudio se realizó entre el 19 de octubre y el 25 de noviembre de 2018, y demuestra cómo los casos de abusos sexuales, el encubrimiento y los escándalos protagonizados por frailes, curas y obispos le están pasando la cuenta a la institución que por siglos ha controlado no solo la fe sino que el orden mundial y fortunas incalculables.