Los fuegos artificiales pueden llegar a alcanzar más de 170 decibeles y un adulto no debería someterse a más de 140, cifra que se reduce a 120 decibeles en los pequeños. Exponerse a ruidos intensos puede producir un trauma acústico, una pérdida temporal de audición e incluso la aparición de acúfenos (pitidos en los oídos).
Para la fonoaudióloga Gloria Sanguinetti, analista de audiología y calidad en GAES Chile “La audición de los niños es muy sensible y, aunque, el oído interno está completamente desarrollado en el nacimiento, el canal del oído es más pequeño, de modo que perciben los ruidos con mayor intensidad. Lo que se traduce en 20 decibeles de diferencia entre cómo escucha un adulto y un niño”.
Muchas pistolas y armas de juguete que funcionan con pilas pueden crear un ruido extremo de entre 110 y 135 decibeles, o sea, el mismo nivel creado por un camión pesado o el producido en un concierto de rock. Según el sitio Clave, Atención a la Deficiencia Auditiva el ruido de cajas musicales y robots sobre los 85-95 decibeles puede ser también perjudicial si el juego se prolonga más allá de un cuarto de hora.
Para tener un punto de comparación la especialista explica que una conversación a un volumen normal genera 60 decibeles; las bocinas en una congestión vehicular, 90; un motor de avión, 120, pero los fuegos artificiales emiten entre 130 y 170 decibeles, intensidades perjudiciales ante un evento único.
Los 10 consejos para que no sufran los oídos
– Ten precaución, si el sonido resulta muy fuerte para un adulto, también lo será para un niño.
– No elijas un juego que, estando en funcionamiento, te obligue a levantar la voz.
– Elige productos con control de volumen.
– Evita la compra de aquellos juguetes en los que se advierta no usar cerca de los oídos.
– Si el sonido es muy potente, una buena idea es restringir su uso para áreas de juego en el exterior.
– Cuida que el uso de los auriculares para escuchar música no sea a un volumen alto.
– Enseña a los niños a no llevarse los juguetes ruidosos cerca de la oreja.
– En el caso de los fuegos artificiales, cuida la distancia desde el punto de detonación del espectáculo pirotécnico, ya que mientras más lejos estés habrá menor posibilidad de daño por ruido.
– Los tapones o un poco de algodón en los oídos de los más pequeños pueden ayudar a disipar la onda sonora (con esta precaución el ruido se puede atenuar unos 20 decibeles).
– Si estás en casa, procura cerrar puertas y ventanas para que el ruido no haga efecto en tus oídos. Esta premisa es clave si tienes bebés o animales de compañía a los que les afectan mucho los ruidos.
De todas formas los centros auditivos GAES recomiendan acudir de inmediato a un especialista si después de alguna exposición prolongada a ruidos intensos, aparecen síntomas como pitidos o dificultades para escuchar que se prolonguen por más de un día.