Durante el fin de semana Francia inició una intensa ofensiva de bombardeos sobre la ciudad siria de Raqqa, la autoproclamada capital de los yihadistas. El ataque, que sumó en total una veintena de bombas desde diez cazas, fue la respuesta francesa a los atentados perpetrados por ISIS en París que costaron la vida de 129 personas.
Los fallecidos en Francia se suman a los 102 muertos que dejó un atentado terrorista en Ankara, Turquía, contra una marcha organizada por grupos prokurdos, y el avión ruso que explotó en el aire luego de salir de Egipto, donde hubo un saldo de 224 víctimas, mientras que los servicios de inteligencia occidentales consideran que fue un acto de ISIS.
Ante la escalada de atentados, las potencias de Occidente agrupadas en el G20 se reunieron en Turquía donde se debatió la necesidad de una intervención más decidida en la guerra de Siria.
El asesor adjunto de seguridad de la Casa Blanca, Ben Rhodes, dijo que Estados Unidos trabaja con Francia para intensificar los ataques aéreos en Siria. «En los próximos días se aumentará la intensidad de los ataques para dejar claro al ISIS que no tienen ningún santuario», señaló.
«Estados Unidos y sus aliados redoblarán sus esfuerzos para encontrar una solución pacífica en Siria y evitar que el ISIS cometa más ataques como los de París», agregó.