Quien fuera presidente de la Corte Suprema hasta hace poco, ya que jubiló del Poder Judicial, Milton Juica, hace un descarnado análisis de las rondas preventivas que está llevando a cabo Carabineros por orden del gobierno de Sebastián Piñera, afirmando que se está volviendo a la “época de la dictadura”.
Así lo hace ver en la revista Sábado de El Mercurio, afirmando que “todavía no sé si estas redadas que se hacen cumplen algún fin. Para mí, el fin que cumplen es la de infundir temor para que la gente no salga a la calle”.
“Lo único que ha pasado es que ha pasado es que volvimos a la época de la dictadura con un toque de queda: “No salga mucho a la calle porque puede haber una redada y lo pueden llevar preso”, sobre todo a los jóvenes, y ellos son los más afectados en este país”, precisa.
Juica cree que los jóvenes tiene muchas necesidades y si “no hay una buena política de rehabilitación, con medidas financiadas […]. Hablamos mucho del Sename, pero si no hay un peso para mejorar en infraestructura, educación, salud para esos niños, no hay mejor”.
“Entonces, el problema de la delincuencia juvenil se soluciona, para algunos, bajando la edad, o sea, metiendo a más presos. Metamos presos hasta los niños. Y eso para mí o es una solución, no va a la raíz del problema”, expresó.
Libertas a presos de Punta Peuco
Milton Juica también reflexiona sobre los fallos hechos por la Segunda Sala de la Suprema, que otorgó la libertad a siete condenados por violaciones a los derechos humanos.
En ese sentido, explica que en el Poder Judicial no existen las sorpresas, ya que las “cosas van moviéndose, los criterios van cambiando”.
Sobre lo mismo, sostiene que al enterarse de lo que había ocurrido pensó que “era una mala noticia no más para los derechos humanos”, añadiendo que “creo que lo que pasaba es que nos interiorizábamos bien de lo que había hecho la persona. El factor de gravedad, a pesar de que no está considerado en la ley, pesa un poco. Lo conversábamos bien y siempre había un ánimo de tener un voto unánime. Yo siempre traté de hacer eso”.
En cuanto a que el arrepentimiento del condenado es un requisito para la libertad condicional en casos de lesa humanidad, el ex supremo señala que “de acuerdo a la legislación, no es exigencia. Hay mucha gente que cree que fue injustamente condenada y no se le puede decir a esa persona que cree, legítimamente o no, que debió ser absuelta, que debe arrepentirse para obtener un beneficio. Por eso creo que lo único que sirve es estudiar muy a fondo cada caso”.
Respecto a la posibilidad de que existía una tensión en la Segunda Sala, Juica menciona que “no es que haya o no una tensión, sucede que es inevitable que cada vez que se producen vacantes en los tribunales de justicia, o en la Corte Suprema o en la de Apelaciones, la persona que llega no tiene por qué seguir una doctrina, puede tener una opinión distinta. Y eso lo cambia todo. Además, el tema de los derechos de los presos nunca ha sido pacífico en el Poder Judicial”.
El ex presidente del máximo tribunal del país también plantea que los jueces de la Segunda Sala no están echando abajo nada del trabajo realizado en materia de derechos humanos, ya que explica que la libertad condicional “es cumplir una pena en libertad y bajo un protocolo de condiciones que, de no cumplirse, vuelve de nuevo. Esto no es un perdonazo y no mancha todo el trabajo que se ha hecho desde el retorno a la democracia”.