Este domingo en El Mercurio (D17), el abogado Carlos Peña, con su pluma carga con todo contra Eliodoro Matte y Jovino Novoa y pone en la discusión pública cómo se lesiona la credibilidad, la fe pública y la confianza con determinaciones como las adoptadas por el Centro de Estudios Públicos, CEP y la cúpula de la Unión Demócrata Independiente, UDI, que no son capaces de reconocer y sancionar en su real dimensión los errores y horrores cometidos por sus “santos patronos”, en el caso del CEP que ratificó a Elidoro Matte a la cabeza del organismo y la UDI que minimiza el accionar del “coronel”.
Peña escribe: “Si se tomaran en serio las argumentaciones que esgrimieron el CEP y la UDI para excusar a Matte y Novoa, las instituciones democráticas no podrían funcionar. Esta semana se confirmó a Eliodoro Matte en la presidencia del CEP y la UDI, por su parte, descartó sancionar de veras a Jovino Novoa”.
Sin duda que el análisis y el juicio de Peña es acertado porque desnuda esa opacidad sin límites donde el poder relativiza absolutamente todo: La colusión generada por la CMPC de los Matte y el verdadero cartel para recaudar fondos que creó Jovino en la UDI, no pueden ser “simples pecadillos de adolescentes” y merecen el máximo de la sanción pública y el total repudio ciudadano.
En este punto llama la atención como la ciudadanía no se asombra, no se inquieta y no se molesta ante hechos como los conocidos (Colusiones y corrupción) donde el mayor perjudicado es justamente el ciudadano corriente.
Carlos Peña, en su columna de hoy remece la conciencia y la ética pública del CEP en su reflexión señalando que “El CEP arguyó que sus consejeros “son elegidos en razón de sus méritos y calificaciones personales y no en representación de las empresas o entidades académicas a las que pertenecen”. La UDI, por su parte, a través de su Tribunal Supremo, afirmó que una cosa era el dinero ilícito con fines de enriquecimiento personal y otra, distinta, la obtención ilícita de dinero para financiar la actividad política”.
Peña destruye las argumentaciones y explica: “La argumentación del CEP es obviamente falaz. Porque lo que hace complicada la situación de Eliodoro Matte no deriva de una supuesta representación de la CMPC en el Consejo de la CEP, sino del hecho de sus actos y omisiones en la empresa que preside (coludida por una década para timar a los consumidores, algo que acabó engrosando sus bolsillos) ponen en cuestión los méritos que hasta ahora él esgrimía (y se le reconocían) para presidir el CEP. Es decir, justamente porque los consejeros del CEP lo son en razón de sus méritos es que la permanencia de MAtte en su presidencia no resulta aceptable para cualquier observador imparcial”, sentencia con razón Peña.
Ahora bien sobre la UDI, el columnista sostiene “La argumentación de la UDI, aunque suene sorprendente, es mejor. Es igualmente equivocada que la del Consejo del CEP, pero mejor”.
Claramente hay un problema de visió y de enfoque ético y moral en la decisión del CEP y del Tribunal Supremo de la UDI que descubre Peña y lo grafica perfectamente señalando: “Basta detenerse un momento para advertir que ninguna de esas dos argumentaciones son universalizables: si se las tomara en serio las instituciones no podrían funcionar. Y por eso es seguro que ninguno de los miembros del Consejo Ejcutivo del CEP o del Tribunal Supremo de la UDI les enseñaría a sus hijos que las siguieran como regla de comportamiento futuro” remata Carlos Peña.