Desde hace un tiempo, una serie de ex autoridades políticas y parlamentarias, han intensificado sus críticas a l permanencia de Chile en el Pacto de Bogotá, esto tras el fracaso en Perú y ante la inminente derrota ante Bolivia. Esta vez llama a salirse de este Pacto, el ex comandante en Jefe del Ejército y ex subsecretario de Defensa durante el primer gobierno de Piñera, Óscar Izurieta Ferrer, quoe sostiene: «Creo que ha llegado el momento de pensar seriamente en retirarnos del Pacto de Bogotá. La oportunidad más adecuada para hacerlo debe ser evaluada rigurosamente. El permanecer en él puede ser a futuro contrario a los intereses nacionales».
Ahora bien, porqué no hizo estas mismas declaraciones mientras fue autoridad, porque ahí si que pesan estos argumentos, ahora son solo palabras al viento sin peso alguno, pero que vienen a «revolver el gallinero».
El siguiente es el texto de la misiva de Izurieta pubicada -era que no- en el vetusto Mercurio, bajo el título «Realismo político y el Pacto de Bogotá: La crisis mundial de 1929/31 golpeó muy severamente a Chile. De hecho, fue el país latinoamericano más afectado. Su deterioro económico y social fue notorio, lo que sumado a algunas políticas públicas poco afortunadas, retrasó su desarrollo por muchos años, situándolo en una posición de debilidad en sus capacidades y en su poder nacional.
Lo anterior llevó, por imperiosa necesidad, a que siendo Chile un país normalmente desafiado desde su entorno, nuestra política exterior y diplomacia se apegaran, casi irrestrictamente -frente a distintos diferendos vecinales-, al sometimiento de estos a instancias de juzgamiento internacional, como único mecanismo para solucionarlos. Ello creó en nuestra Cancillería una acendrada cultura jurídica, la que se mantiene hasta el presente. Lo que se inició como una necesidad, con el tiempo se convirtió en un actuar unidimensional permanente. La estadística de esta línea de acción no ha sido positiva para los intereses del país.
Afortunadamente, Chile cambió notoriamente, alcanzando un desarrollo económico, social y político cuyos indicadores lo ubican a la cabeza de América Latina. Del mismo modo, su inserción en el mundo, su relevancia internacional y su capacidad militar son las más destacadas de los últimos ochenta años.
Chile tiene hoy la estatura para solucionar en forma bilateral, y con total apego a los preceptos de la Carta de la ONU, los desafíos a sus intereses nacionales. Ya no podemos seguir arriesgando nuestra soberanía a la decisión de tribunales, que en sus resoluciones van más allá del Derecho.
Cuando el problema es netamente jurídico, el Derecho tiene la palabra. Cuando el tema es político, el país debe usar -coordinada y adecuadamente- todas las herramientas legítimas de que dispone.
Parafraseando a Raymond Aron, es bueno recordar que en relaciones internacionales no hay estrategia sin una política que la conduzca, ni hay política sin una estrategia que la respalde.
Creo que ha llegado el momento de pensar seriamente en retirarnos del Pacto de Bogotá. La oportunidad más adecuada para hacerlo debe ser evaluada rigurosamente. El permanecer en él puede ser a futuro contrario a los intereses nacionales, remata la carta del Izurieta Ferrer, que se suma a lo señalado por el ex embajador especial y también ex subsecrretario de Defensa, Gabriel Gaspar y lo señalado reiteradamente por el ex diputado Jorge Tarud.