lunes, diciembre 23, 2024

¿Cuál será el legado del Papa Francisco para América Latina?

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Francisco comenzó su Papado bajo el signo de la «Franciscomanía”, fenómeno sociológico que logrará que una persona sin conocimiento previo de los entresijos del Poder Vaticano ni ideario previo conocido, se convierta en icono de la juventud, insufle vientos de cambios y devuelva la ilusión y la esperanza a unos fieles sumidos en la perplejidad y la desilusión tras la significativa erosión de la imagen de la Iglesia Católica debido a los lacerantes episodios de acusaciones de pederastia, ilegalidades en la Banca Vaticana e intrigas palaciegas de la Curia Romana (trama de filtraciones conocida como “Vatileaks” ), que hicieron retrotraer a la Iglesia Católica a escenarios del siglo XIII y a la vigencia de las ideas de Francisco de Asís.

La inesperada renuncia de Benedicto XVI abrió la puerta a un candidato descartado por los vaticanistas que fruto de su miopía intelectual lo consideraron “no fiable”, olvidando que ya en el Cónclave del 2005 y apoyado por el Cardena Martini fue finalista, aunque finalmente Ratzinger se convirtiera en Benedicto XVI tras desaconsejar el propio Bergoglio su elección al resto de cardenales participantes en el Conclave. Finalmente, en el Cónclave del 13-3-13 y por vez primera en la Historia, un jesuita argentino de raíces italianas se impuso al teórico favorito del establishment vaticano, Angelo Scola, debido a las divisiones intestinas entre las facciones conservadoras detentoras del Poder con el Papa Ratzinger y tras haber descartado su candidatura el resto de cardenales no europeos debido al estigma del reciente escándalo del “Vatileaks”.

¿Es Francisco rehén del establishment vaticano?

Parafraseando a Wright Mills en su libro “The Power Elite” (1.956), el establishment vaticano sería “el grupo élite formado por la unión del lobby europeocentrista, el lobby curial, el lobby masón y el lobby gay”, grupos de presión que serían los verdaderos detentores del poder en la sombra y del que serían rehenes los últimos Pontífices tras el golpe de Estado virtual urdido en los sótanos del Vaticano y que concluyó con la misteriosa muerte de Juan Pablo I. Así, Albino Luciani se impuso como tarea vital el desarrollo de los postulados de un Concilio Vaticano II lastrado desde sus inicios por el filibusterismo del establishment conservador vaticano, pero para lograrlo debía antes desinfectar las estructuras del Vaticano de los virus patógenos inoculados por dichos lobbys de presión.

Por su parte, Bergoglio, a pesar de tener un corazón franciscano y un cerebro jesuítico, habría desoído la máxima del fundador de la Compañía de Jesús, el vasco Ignacio de Loyola: » En tiempos de crisis, malo es hacer mudanza» y habría adoptado como suya la frase atribuida al frailecillo de Asís: “Comienza haciendo lo que es necesario, después lo que es posible y de repente estarás haciendo lo imposible”. Así, tras la detención de monseñor Nunzio Scarano por orden de la Fiscalía de Roma bajo la acusación de fraude y corrupción, Bergoglio habría iniciado el proceso de descabezar el Banco Vaticano y ponerlo bajo sus órdenes directas y en aras de dotar a la Institución bancaria de una mayor transparencia, la Autoridad de Información Financiera del Vaticano habría firmado un acuerdo con el Banco de Italia para el intercambio de información en un intento de reforzar el control y la supervisión de los flujos de activos.

En la actualidad, estaríamos asistiendo a una lucha soterrada entre Francisco y el establishment vaticano en la cruzada personal que dirige el actual Pontífice para desinfectar las actuales estructuras de la Iglesia de los virus patógenos inoculados por dichos grupos de presión (lobbys de sotana) para lo que resulta imprescindible que el otrora poder omnímodo de la curia romana se vaya diluyendo y delegando en las estructuras de base. Ello supondría un auténtico “golpe de mano” de Francisco contra el endémico establishment vaticano por lo que el proceso encontrará resistencias crecientes por parte de los grupos de presión, no siendo descartable la gestación de una trama endógena que intente reconducir a la Iglesia Romana a la senda de los pontificados tutelados por el verdadero poder en la sombra (establishment vaticano).

La fosilización de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe

Bergoglio, adoptó el nombre papal de su admirado Francisco de Asís (il poverello d’Assis) y nada más ser elegido Papa, exclamó: “Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres”, frase que sería un guiño al espíritu de pobreza de los primeros cristianos y a los ideales de justicia social de Monseñor Romero, quien hace tres décadas decía: “La misión de la Iglesia es identificarse con los pobres” , así como un mensaje de esperanza para los que todavía sueñan con hacer factible dicha utopía en América Latina. Así,en América Latina hemos asistido en las dos últimas décadas al fenómeno de la irrupción de las iglesias evangélicas (sectas o cultos según la jerarquía vaticana), surgidas en la década de los 80 bajo inspiración y patrocinio de la CIA con el objetivo inequívoco de desbancar al catolicismo romano como religión dominante y que habría conseguido dibujar una nueva arquitectura espiritual en el llamado patio trasero de EEUU, ya en su versión de iglesias evangélicas latinoamericanizadas. Las diferencias serían no tanto dogmáticas como pastorales y de estructura organizativa, pues los movimientos evangélicos tienen una estructura horizontal y no jerárquica como la Iglesia Católica.

Ello ha contribuido a extender su influencia ya que el pueblo identifica a la Iglesia Católica como una institución centrada en las élites dominantes y encardinada en las estructuras del poder político de la mayoría de dichos países ( excepción hecha de los países del ALBA), por lo que a pesar de reconocer la labor social de los sacerdotes católicos en sus múltiples campos de actuación, se habría producido una fuga masiva de ex-feligreses católicos a las iglesias evangélicas protestantes, entras la que descollaría el pentecostalismo que englobaría al 75 % del total de fieles evangélicos de América Latina y el Caribe. Así, según el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS) , los evangélicos representan un 25% de los cristianos en el mundo con más de 560 millones de fieles, (107 de ellos en América Latina y el Caribe), siendo Guatemala paradigma de la nueva geografía espiritual latinoamericana con un 50% de su población evangélica. En consecuencia, el Papa Francisco ha puesto especial en la tarea de supervisar dicha geografía espiritual para intentar detener la incesante sangría de fieles de la Iglesia Católica Latinoamericana, para lo que deberá respaldar los movimientos de regeneración que ya están surgiendo en la Iglesia Latinoamericana si quiere evitar la fosilización de la Iglesia Católica en América Latina.

En la actualidad, estaríamos asistiendo a una lucha soterrada entre Francisco y el establishment vaticano en la cruzada personal que dirige el actual Pontífice para proseguir con el desarrollo de los postulados del Concilio Vaticano II. Una de las claves de esa reforma es que las iglesias nacionales, los laicos y las mujeres adquieran un protagonismo creciente en la conducción de los asuntos generales para lo que resulta imprescindible que el otrora poder omnímodo de la curia romana se vaya diluyendo y delegando en las estructuras de base.

Geopolítica de su Pontificado

El Pontificado de Francisco vendrá marcado por el retorno a escenarios de Guerra Fría EEUU-Rusia y sus efectos colaterales en América Latina. El Presidente Obama habría encontrado en el Papa Francisco un estrecho colaborador en su ardua tarea de sustituir la diplomacia de las armas por el diálogo y el consenso. y no ha ocultado el afecto que siente por el Papa y le ha llamado un «líder transformador» cuya influencia ha trascendido a la comunidad católica, destacando su implicación personal en la búsqueda de soluciones pacíficas a los enquistados contenciosos EEUU-Cuba y Palestina-Israel.

Así, tras el anuncio por El Vaticano del próximo reconocimiento del Estado de Palestina, Francisco recibió en el Vaticano a Abbas y le involucró de nuevo en la enésima búsqueda de una solución pacífica del contencioso palestino-israelí (“Eres como un ángel de la Paz”), pues tanto Francisco como Obama comparten la creencia que no habrá paz definitiva mientras no se reconozca por ambas parte la existencia de Dos Estados (Israel y Palestina), doctrina que sería un misil en la línea de flotación del nuevo Gobierno de Netanyahu. Asimismo, Francisco habría participado discretamente en la secreta negociación llevada a cabo entre Cuba y EEUU para romper el deshielo entre ambos países mediante el intercambio de Alan Gross y un oficial estadounidense por tres miembros de “Los 5”, seguido de la desaparición de Cuba de la lista estadounidense de Países Terroristas y de la reciente apertura de Embajadas, pero dicha estrategia chocará de nuevo con los intereses de EEUU (inmerso en un nuevo episodio de Guerra Fría con Rusia), dispuesto a recuperar la influencia perdida en dichos países durante el nefasto mandato de George Bush, quien obsesionado con el Eje del Mal habría relegado al olvido al llamado patio trasero.

Así, la nueva estrategia post-Obama de EE.UU. para América Latina conjugará la teoría kentiana del palo y la zanahoria para reconducir los pasos de los países latinoamericanos del MERCOSUR y lograr su ingreso en la Alianza del Pacífico con el retorno de la política del Big Stick o «Gran Garrote», consistente en la implementación de “golpes virtuales o postmodernos“ en los países que no se plieguen a sus dictados, no dudando en sustituir a los regímenes populistas-progresistas surgidos de las urnas (Venezuela, Nicaragua, Ecuador, Uruguay y Bolivia) por regímenes militares presidencialistas tutelados por la CIA, por lo que no sería descartable la gestación de una trama endógena que intente reconducir a la Iglesia Romana a la senda de los pontificados tutelados por el verdadero poder en la sombra ( establishment vaticano). Sin embargo, Francisco pasará a la Historia por su lucha contra el establishment vaticano, su innegable carisma personal y un estilo revolucionario plasmado en un estilo apologético propio basado en el desapego de las formalidades y en su don de gentes, teniendo como hito de su Papado el finiquito de la concepción eurocéntrica de la Iglesia Romana y la irrupción de la Iglesia centrífuga.

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