Los ‘ultimatum’, esos que no hay que dar en democracia, ganaron la batalla. A última hora, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Hernán Larraín, aceptó una reunión con los gendarmes movilizados que habían amenazado que si no se juntaba con ellos, se acuartelarían.
Una cita bajo amenaza para el secretario de Estado que evitó por toda medida este encuentro, pero que se vio obligado a aceptar una vez se vieran acuartelados distintos gendarmes a lo largo del país.
Citados a las 21 horas (cuando terminaba el ultimatum) y que aún no termina, donde entregarán al secretario de Estado un petitorio de grueso calibre con el que buscan mejorar sus condiciones de trabajo, además de mostrar una férrea defensa al funcionario sindicado de agredir a los ecuatorianos formalizados por el asesinato a palos de una ciudadana chilena.
En la madrugada de hoy se logró pactar solución al paro que fue pospuesto por los funcionarios, donde ambas partes llegaron a la necesidad de «estructurar una carrera funcionaria».
Según recalca Radio Bio Bio, los gendarmes en conjunto con el secretariod e Estado pactaron el desarrollo de cronograma y forma de trabajo para avanzar en esta materia, dando como plazo 90 días para que exista una solución concreta para sus demandas.
