El presidente de la CMPC, Eliodoro Mate, en una extensa entrevista en el Mercurio pidió perdón a los empresarios, la opinión pública y en especial a los consumidores y colaboradores de su compañía, luego de coludirse durante una década con la empresa SCA para fijar precios y mantener cuotas de mercado. El empresario señaló que la responsabilidad de esta colusión, habría recaído en un grupo de ejecutivos comandados por Jorge Morel , ex gerente general de CMPC Tisúes, “que fueron despedidos apenas se detectaron las irregularidades”. Agregó que habían “sido engañado y tenía claro, por cierto, que esta afirmación no iba a ser creíble para muchos”.
Por su parte el gobierno recibió un regalo de navidad por adelantado, es un presente inesperado y que llega en el momento justo. En medio de un contexto de alta conflictividad con el sector privado por el programa de reformas, Bachelet recibe un salvavidas de parte de uno de los empresarios más ricos y poderosos de Chile.
La estrategia comunicacional del gobierno, que ha estado afinando sus motores, para revertir la imagen de la presidenta Bachelet el caso le viene, como “anillo al dedo” porque le permite intentar volver a colocarla como la defensora de los más débiles.
El gobierno ya se había anotado algunos puntos, con su prudente reacción frente al terremoto de septiembre, y su manejo de la decisión del Tribunal de La Haya. Y además, el gobierno logró controlar otra vez, la agenda a través de su complejo y confuso “proceso constituyente” en el que no definía ningún aspecto de la Carta Constitucional, pero le daba el gusto a todos sus adherentes, no descartando ningún mecanismo posible, para construir la “Constitución de los sueños” como señaló poéticamente el ministro Secretario General de la Presidencia.
Sin embargo, en el frente económico y empresarial, la situación era distinta y compleja, los empresarios cuestionaban con más fuerzas que nunca las reformas del ejecutivo, y advertían que el país no podía avanzar ni volver a crecer en este mar de incertidumbre. Repetían, que lo único que necesitaban eran reglas claras y que las reformas sólo iba a contribuir a ello si expresaban en su concreción, un respaldo sólido y certero hacia una economía social de mercado.
El cartel del papel tissue, entre dos grandes empresas del sector, que controlan la mayoría del mercado, provocó un impacto lógico en la opinión pública, y va aumentar la oportunidad para fortalecer la capacidad negociadora del gobierno, en medio de una lógica indignación general, que confirmará la visión negativa de los empresarios a nivel de la opinión pública y los debilitará para ejercer presión, frente a la reforma laboral y en particular del proceso constituyente.
A esto debemos agregar, un componente ideológico, que no es menor, para un gobierno que se siente heredero del ex presidente Allende, Este grupo coludido fue el mismo que enfrentó a Allende con su famoso lema la “Papelera No”, rechazando su expropiación y transformándose en el ícono a la oposición al gobierno de la Unidad Popular.
De ahí, que el Ejecutivo salió a distribuir rápidamente entre el oficialismo una minuta sobre cómo sacar partido al escándalo. Se sucederán los llamados a regular más el mercado, a establecer sanciones más duras. La izquierda más extrema apuntará a la incapacidad del modelo para resolver sus cuestionamientos éticos. De ahí, las reformas se verán como más necesarias y urgentes.
Desde la Moneda, tienen claro que se abre una oportunidad política para fortalecer al gobierno. El caso explotó justo cuando el empresariado tenía a la Moneda contra las cuerdas y ahora la ventaja pasa a Bachelet y por cierto están dispuesto a aprovecharla. De ahí que la misma presidenta Bachelet ha tomado un rol activo y abordó el tema con dureza en varias intervenciones públicas. “ Hoy más que nunca, siempre , pero también a partir de lo que hemos conocido en estos últimos días , debemos cuidar la confianza y la transparencia en la política y en el funcionamiento de los mercados”.
En esta oportunidad el penal favoreció al gobierno.