El Banco Central publicó este jueves el Informe de Política Monertaria (IPoM) del mes de junio, proyectando un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) para 2018 de entre un 3,25% y un 4%.
El resultado dado a conocer hoy confirma las cifras entregadas en marzo pasado (entre 3% y 4%).
Lo anterior contempla que las tasas de variación anual del segundo semestre serán menores a las de la primera mitad del año, reflejando una base de comparación más alta que la del primer semestre del 2017, el mayor dinamismo ya observado en líneas ligadas a la inversión y los factores de moderación.
En tanto, para 2019 y 2020 se ratifican los rangos de proyección estimados, por lo que se espera que la actividad el próximo año crezca entre 3,25 y 4,25% y que el subsiguiente lo haga entre 3 y 4%.
El informe señala que «con ello, crecerá por sobre el potencial por varios trimestres, cerrando la brecha de actividad hacia comienzos del 2020«.
Y agrega que «el Consejo continúa estimando que la recuperación de la economía se apoya en un escenario externo favorable, una política monetaria claramente expansiva, el fin del ajuste de la inversión minera y habitacional y la ausencia de desbalances macroeconómicos importantes«.
Además, se muestra que el IPoM del sexto mes del año incrementó importantemente la estimación de la inversión para este año, la que pasó de 3,6% a 4,5%.
A su vez, para 2019 el Banco Central proyecta una inversión de 4,5% y en 2020 de 3,9%, frente a lo anticipado en marzo pasado de 4,4% y 4,0%, respectivamente.
Relevancia del petróleo en la economía nacional
En tanto, el precio del petróleo ha tenido un aumento relevante inesperado en los últimos meses, por lo que en el escenario base de este IPoM, para el período 2018-2020 se proyectan precios promedio Brent/WTI algo más de 10% superiores a los de marzo.
El documento señala que este cambio afecta el escenario base en varias dimensiones, ya que por lo pronto, tiene un efecto directo en la inflación de corto plazo que explica en buena parte la corrección al alza para diciembre de este año.
Además, se espera que la producción de petróleo a nivel mundial sea más elástica a cambios en los precios, por la presencia del shale oil, lo que da menos sustento a precios que se mantengan elevados por un periodo prolongado. Con todo, cambios persistentes en el precio del petróleo y en su trayectoria esperada deben ser considerados para la configuración del escenario macroeconómico. De hecho, los cambios en el costo de la energía ha sido continuamente foco de análisis del Banco Central.
En el segundo trimestre, el precio del petróleo subió de manera significativa, alcanzando en mayo valores máximos de los últimos cuatro años. Una parte importante de los movimientos se asocian a las tensiones geopolíticas en Medio Oriente, en un contexto en que la demanda global se mantiene sólida, la producción de la OPEP y Rusia está contenida, y los inventarios globales retornaron a su promedio de los últimos cinco años.
En el escenario base, se prevé que los precios descenderán, en línea con lo que indican los futuros al cierre estadístico. Esto es congruente con que la irrupción del shale oil en la industria estadounidense ha aumentado la elasticidad de la oferta a los precios. Así, como ha sucedido en los últimos años, en la medida que los precios aumentan, la cantidad de petróleo producido mediante esta tecnología debiese subir, limitando los incrementos del precio.