El correcto cierre de todo proceso es el balance, que nos muestra un punto de partida, una inflexión y un necesario recuento de lo que tenemos para enfrentar el futuro.
Esta tarea, que parece como de lo más elemental, en política no siempre es fácil, dado que, para muchos actores de poder, reconocer un fracaso implica resignar cuotas de ese poder, entregándole municiones al adversario y con el tiempo ser intrascendente.
Así entonces se instala la práctica de pasar lo más rápido posible la percepción de una mala racha y en un acto que muchas veces es voluntarista, construir un nuevo escenario que relativice y ojalá oculte los hechos que mostraron la necesidad de construir ese nuevo escenario, o sea en buen chileno, echar la basura debajo de la alfombra sin reconocer que la casa está sucia.
En cada uno de los partidos miembros de la Nueva Mayoría (NM), según sus propios tiempos y formas, se están instalando y preparando las instancias del balance, que para algunos casos es desastroso y para otros malo, pero que en general no es un buen balance. La construcción de un nuevo trato, camino, alianza o lo que sea, debe ser construido sobre una base de constatación ineludible, los resultados electorales de los partidos miembros de la NM entre los años 2016 y 2017 son desastrosos.
Los números
En el plano presidencial se destaca claramente es que hay dos momentos, la primera votación en la que Piñera obtiene la primera mayoría relativa con 14 puntos de ventaja por sobre la primera minoría y 16 por sobre la segunda, pero dad que la distancia entre lo obtenido por Piñera y la mayoría absoluta fue mucho mayor a lo esperado, se instaló la sensación que la segunda vuelta sería una competencia estrecha y con opciones de ser ganada por parte del candidato de la centro-izquierda. Sin embargo, la segunda votación no ratifica esa percepción y las fuerzas políticas del oficialismo sufren una derrota estrepitosa.
Esta percepción de primera vuelta se construyó a partir de varios factores:
• El primero fueron las expectativas surgidas a través de las encuestas previas que daban a Piñera una amplia ventaja situándolo cerca del 45% de los votos, que llevo a algunos a afirmar que el candidato del Chile Vamos estaba cerca de ganar la elección en primera vuelta.
• La segunda por la distancia que separó a Piñera de la mayoría absoluta (14 puntos), ya que no es lo mismo remontar 5 puntos porcentuales para alcanzar la mayoría absoluta en el balotage a remontar los 14 que finalmente lo distanciaron de esa meta.
• También influyó el hecho de que la agregación de candidaturas de centro e izquierda obtuvo el 55% de las preferencias, lo que redundó en ejercicios de agregación mecánica de votaciones obtenidas por los otros candidatos hacia Guilier construyéndose escenarios de triunfo electoral.
Desde la óptica de lo que no se tuvo en consideración por parte de la candidatura de Guilier, fue el hecho de que en primera vuelta estuvo a 14 puntos abajo de Piñera y 28 puntos abajo de la mayoría absoluta; también fue un error suponer que las adhesiones desde las otras candidaturas podrían ser mecánicas y finalmente resultó fatal no percibir que las variaciones de participación, al alza o a la baja, no tenían un destinatario único, es decir, la idea de que a mayor participación mejor era el resultado para la centro-izquierda fue un completo error de apreciación dado que fue exactamente al revés.
En el plano parlamentario, el resultado en términos globales de la elección de diputados muestra lo siguiente:
• Los partidos de la NM perdieron 885 mil votos entre 2013 y 2017 . Las mayores pérdidas la sufren la DC (350 mil votos) el PPD (320 mil votos) y el PS (106 mil votos).
• Los partidos de CHV prácticamente mantienen su votación con un margen de perdida de solo 7 mil votos. La UDI sufre una pérdida de 220 mil votos, EVOPOLI obtiene 255 mil, compensando de esta forma para el sector la baja de la UDI, mostrando una interesante trasferencia de votaciones internas que limitaron significativamente la fuga de votantes.
• En relación a la electividad, los partidos de la NM bajan de 67 a 56 escaños, lo que por efecto del aumento de cupos (120 a 155) redundó en una caída de 20 puntos porcentuales en la representación dentro de la cámara baja. La pérdida más grande nuevamente corre por cuenta de la DC y el PPD con 8 y 7 diputados menos. Sin embargo y para ser precisos, las causas de las pérdidas son diferentes, en el caso de la DC es por habar concurrido en lista con partidos muy pequeños que aportaron muy pocos votos, si ir más lejos la DC obtuvo más votos que el PS, pero eligió menos diputados. Para el caso del PPD la situación es muy diferente, ya que su pérdida de diputados se explica solamente por un desfonde electoral, dado que el PPD es el partido que más electores pierde en la elección de diputados 2017. Dicho todo lo anterior, la pérdida global de diputados de los partidos de la NM se explica por dos situaciones, la primera es la perdida de electores que aparentemente fueron a parar en candidaturas del FA y la segunda es el esquema de competencia diseñado en listas separadas, que en sistemas proporcionales implican una baja en electividad.
• Los partidos de CHV aumentaron su representación en la cámara en 6%, pasando de 49 a 73 diputados electos, siendo RN el que más se beneficia de este aumento, pasando de 19 a 36 diputados electos con un aumento de 7 puntos en la representatividad en la cámara.
• Finalmente es el FA el pacto parlamentario que obtiene los mejores resultados, obteniendo 989 mil votos con una tasa de crecimiento respecto de 2013 de 151% y eligiendo 19 cargos con una tasa de representación que pasó del 2,5% al 12%.
Frente a estos resultados y dada la magnitud de ellos, es indispensable detenerse y tratar de obtener algunas pistas que ayuden a explicarlo. Respecto de ello y como una primera mirada se puede decir que:
• Aún persiste una crisis de representación, que se expresó en los más de siete millones de chilenos y chilenas que no concurrieron a expresar preferencia política alguna.
• La adhesión hacia las candidaturas presidenciales representantes de la NM (Guillier y Goic) estuvieron 1,1 millón de votos por debajo de lo que alcanzó la presidenta Bachelet en 2013 en 1V y la centro-izquierda estuvo 300 mil votos por debajo de su rendimiento electoral en 2V respecto de 2013.
• Considerando la distancia con que gana Piñera y la diferencia entre la 2V de 2013 y 2017, es evidente que hubo una transferencia de votos desde sectores de la NM y electores que entraron a votar en el proceso presidencial 2017 que no lo hicieron en 2013.
• La irrupción exitosa, en votos y electividad del Frente Amplio, tanto en lo presidencial como en lo parlamentario, es un fenómeno que se explica en cierta medida como una transferencia desde electores de la NM 2013. Y desde una perspectiva más política y programática, hay también una transferencia de espacios de influencia y apropiación de una agenda que hasta hace algún tiempo era patrimonio de los partidos de izquierda tradicionales.
Visto todo lo anterior, cualquier dibujo de futuro para los partidos miembros de la NM, debe iniciarse con una constatación, los resultados electorales del ciclo 2016-2017, son muy malos, tanto en los aspectos cuantitativos (votos y electos) como en lo cualitativo (tipos de elección).
Encontrar factores explicativos es una tarea indispensable y asumir responsabilidades por las malas decisiones es ineludible, pero lo más importante de todo es entender que los resultados muestran un paisaje político-electoral muy diferente al de hace 15 años y claramente esto es así porque hay un porcentaje creciente de chilenos y chilenas que ya no responden a los clivajes clásicos de la ciencia política, que no se instalan en el eje derecha-centro-izquierda a la hora de votar y deciden por cuestiones mucho más pedestres que los grandes relatos ideológicos de las décadas pasadas. En este sentido, la asociación como parte de la campaña de la centro-izquierda de Piñera con la derecha pinochetista, por poner un ejemplo, a este segmento creciente del electorado no le hace el menor sentido.
Como tarea fundamental entonces para todos los partidos políticos es hacerse cargo de esta realidad, tratando de cumplir con el adecuado procesamiento de la demanda social pero desde una óptica renovada de la sociedad chilena, de lo contrario el futuro es desaparecer.