Un fenómeno preocupante es el del juego conocido como Ballena Azul, que se está presentando en plataformas como Facebook o Twitter y consiste en una serie de «retos» planteados en grupos cerrados en los que se pide a los jóvenes, desde los 12 años, que realicen una prueba cada día durante 50 jornadas.
La intensidad de los «retos» va aumentando. Al pasar peticiones simples como comer una determinada cantidad de huevos o no hablar durante un día, comienzan las «exigencias» macabras, como invocar espíritus, pasar 24 horas sin dormir viendo películas de terror o hacerse cortes en la piel en forma de ballena. La prueba final es el suicidio.
El psicólogo e hipnoterapeuta José Luis Rojas (www.hipnosalud.cl), explica las razones del por qué los preadolescentes y adolescente son vulnerables a este tipo de juegos y muestra incluso la semejanza que tiene con lo ocurrido en el proceso de la hipnosis y como ellos van cayendo en este espiral.
“Primero porque nacieron en esta era digital por lo que manejan perfectamente las redes sociales y muchas veces sin ningún tipo de supervisión de sus padres. Junto con esto, se potencia una de las características de personalidad que tienen los adolescentes, que es la omnipotencia, ellos creen que nada les puede pasar y esto es clásico de la edad. También ayuda a esto el hecho de que el ser humano necesita 21 días para modificar un hábito, e incluso una creencia a nivel inconsciente, por lo que sin darse cuenta, al pasar los días va perdiendo la distancia que pudiera haber tenido los primeros días del juego; finalmente el cerebro a nivel neuroquímico no distingue entre fantasía y realidad, por lo que se deja llevar por las descargas de dopaminas y adrenalina que el juego hace que produzca, alcanzando el centro de recompensa del cerebro que lo hace perder el criterio de realidad y continuar en este desafío perverso, ya que le produce placer estar inmerso en este mundo virtual, pero con acciones reales”, señala el especialista.
Sobre cómo un juego los puede llegar manipular de tal forma que lleguen incluso al suicidio, el psicólogo e hipnoterapeuta, José Luis Rojas, dice que el inconsciente es muy obediente, no critica, no pregunta, no reclama, solo obedece. “Y si «se le da duro» a un concepto por más de 21 días, el inconsciente acepta esto como realidad y entre el consciente (racionalidad) y el inconsciente (emociones) siempre gana el inconsciente”.
Sobre cómo los padres pueden reconocer las señales de lo que está ocurriendo con sus hijos, Rojas señala que ellos encuentran un mundo propio, donde puede decidir por sí mismo en una realidad, en la que por su edad puede decidir muy pocas cosas, se va «empoderando perversamente» de su mundo interno, el que está siendo manipulado, y ni siquiera se dan cuenta, actuando en consecuencia.
“Es importante también proteger a niños más vulnerables que atraviesen por estados depresivos o por crisis familiares. Los padres deben estar más en contacto con sus hijos, sabiendo cuales son las etapas por las que está atravesando, sus necesidades, miedos y frustraciones. Los padres deben cumplir su rol protector frente a sus hijos”.
Dice además, que deben estar atentos a las señales: “El juego tiene pruebas que no deberían pasar por alto padres que se preocupan de sus hijos, como por ejemplo, estar 24 horas viendo películas de terror, por lo que hay que ver más allá. Si su hijo realiza esto en su casa, también si se va a quedar donde un amigo por más de un día, se debe contactar a los padres de ese amigo, para que estén atentos a lo que hacen los preadolescentes y adolescentes. También es importante, si cambia de actitud, o comienza a retraerse mucho, o a tener conductas diferentes de las que habitualmente tenía”.
¿Cómo la hipnosis puede ayudar en este proceso?
La hipnosis al trabajar directamente en el inconsciente, que es donde se aloja esta necesidad de participación de los juegos en estos niños, es de gran ayuda, ya que hace aflorar esta necesidad inconsciente del joven de satisfacer el sistema de recompensa del cerebro y puede combatir con las mismas armas, modificando los paradigmas internos que el joven tiene con relación a su vida y a este juego en particular. Hay que tratarlo como si fuera una adicción, ya que este juego actúa sobre el sistema de recompensa del cerebro, como toda adicción, pero tiene que ser rápidamente porque el juego se realiza en un tiempo breve (50 días).
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