Esta práctica, que en otros países está masificada no sólo entre quienes se dedican a los deportes en dos ruedas sino que también los aficionados, ha aumentado un XX% en la última década.
En 2014 comenzó en Chile el primer laboratorio especializado en el cuidado y mantención de bicicletas que usa tecnología europea, importada desde Suiza e Italia principalmente. En tres años, el negocio ha crecido un 93%. “Los que saben, entienden que deben tener una relación con su bicicleta. Deben conocerla, quererla y cuidarla. Así como nos lavamos los dientes todos los días, hay que ponerles atención antes y después de andar”, explica Felipe Olivares, fundador de Motorex Lab. “Ya existe una comunidad de personas, hombres y mujeres, que están dispuestos a gastar en estas máquinas lo mismo que gastan en sus autos”, agrega.
Hay distintos tipos de dueños de bicicletas, según detallan en Motorex Lab. Hay quienes renuevan anualmente sus modelos, gastan entre 1 y 3 millones de pesos en el proceso, pero no las usan en forma habitual. Están los que las tienen limpias por fuera, pero que no saben que los componentes internos pueden estar dañados, lo que genera gastos más altos al arreglarla. “Y por supuesto lo que ven el lado B de la bicicleta, se enganchan con ella, la protegen y mantienen en las mejores condiciones, independiente de cuánto les haya costado originalmente”.
El desafío, asegura Olivares, es inculcar la cultura de tratar a la bicicleta como la máquina que es y ocuparse, al menos, de lo básico. “El dueño de una bicicleta debe encontrar un taller de confianza, cosa de ir periódicamente, igual como se hace con los automóviles. Lo mínimo de lo que hay que preocuparse es de mantener el marco en buen estado, la cadena lubricada y limpia, sin óxido. Los neumáticos en buen estado y la presión de aire adecuada, frenos y cambios regulados. Si la bicicleta tiene suspensión o shock, mantenerlos siempre en buen estado y con sus mantenciones respectivas”, comenta el fundador de Motorex Lab.
