No fue este un título ganado por casualidad. Cuando su foto policial se hizo viral hace tres años, no hubo ser sobre este planeta que no cayera rendido a esos ojos de intenso azul, a esos labios carnosos y, sobre todo, a esa lágrima tatuada cayendo del ojo. Lo suyo la primera foto de un book gratuito que rápidamente llamó la atención de las agencias de modelos.
Meeks, consciente de la atención que había despertado fuera de prisión, se preparó cada día que pasó entre rejas haciendo 500 abdominales y flexiones para no perder tono muscular. Las agencias, mientras tanto, esperaron tranquilamente a que cumpliera los 27 meses de condena por posesión de armas para representarle.
En marzo de 2016,Meeks por fin salió en libertad con un contrato bajo el brazo, el de la prestigiosa agencia White Cross de Los Ángeles, que ha estado moviendo los hilos durante estos meses para prepararle para el que iba a ser su gran día: el debut de mano de Philipp Plein en un desfile de lo más rockero celebrado en la Biblioteca pública de Nueva York.
No será la única aparición de Meek en el mundo de la moda. Ahora que hasta ha recibido la bendición de Carine Roitfield, con la que se hizo una foto que subió a su cuenta de Instagram, el preso modelo no tardará mucho en dejar la equiteta de ‘preso’ detrás y quedarse solo con la de ‘modelo’.