Sin lugar a dudas Donald Trump fue el personaje del año, como lo designó la Revista Time. Trump va a asumir la presidencia el próximo 20 de enero, con un perfil de magnate autoritario, que no ha revelado sus declaraciones de impuestos y que cuenta entre sus records, ser el primer presidente de su país con cero experiencias en el gobierno o en las fuerzas armadas. Pero su figura refleja como nadie lo que ha sido este año: sorprendente, contradictorio, incierto e impredecible, donde los fenómenos que lo marcaron, rompieron todos los pronósticos y parecían contradecir cualquier tipo de análisis coherente.
Para algunos vivimos una tormenta histórica, en la que millones de migrantes intentaron llegar a las costas de Europa, huyendo de la guerra civil en Siria y del terror desatado por el Estado Islámico, el que irrumpió en el paseo de los ingleses en Niza o en las calles de Berlín, por medio de un camión guiado por la furia, destinado “a matar a infieles.” Actos de terrorismo que revitalizaron el populismo nacionalista en Europa, el que ha ido expresando su vigor en el rechazo al diferente, a la necesidad de cerrar las fronteras y a un repliegue preocupante al Estado Nación, en oposición al proyecto europeo.
Factores decisivos para la aprobación inesperada del Brexit y que han abierto una gran interrogante en las elecciones presidenciales de Francia, de abril y mayo, que pueden contagiar con su dominó populista, incluso a las elecciones alemanas de septiembre, fortaleciendo al euroescéptico y neo nazi partido, Alternativa por Alemania.
El 2016 fue un año exitoso para Putin, Rusia volvió a tener presencia en el Medio Oriente y en el mundo, con su participación militar en Siria. Aumentó su apoyo a los populistas europeos, potenciando su retórica nacionalista e intentando fragmentar el proyecto europeo, lo que fortalece el liderazgo de Rusia en Europa. Sin embargo, su gran apuesta este año, fue el triunfo de Trump, quien reiteradamente declaró su admiración al líder ruso, el que ha irrumpido por medio de tweets y llamadas telefónicas en las relaciones entre Estados Unidos y China, usando a Taiwán como moneda de cambio, para buscar el reequilibrio comercial, cuando éste llegue al salón oval. Tensiones que podrían estar llamadas a favorecer un acercamiento entre Washington y Moscú.
Este año el descontento popular, acabó con líderes tan rutilantes como David Camerón en el Reino Unido o Matteo Renzi en Italia ambos fueron arrasados por los referéndums que ellos mismos convocaron. El Brexit de Cameron y la Reforma Constitucional de Renzi. Juan Manuel Santos sobrevivió al descalabro del rechazo a la propuesta de paz con las FARC, por su muñeca política, haciendo los ajustes del caso y obviando la consulta ciudadana, prefiriendo el respaldo seguro del Congreso y obteniendo de paso el Premio Nobel de la Paz.
El 2016 se va en un marco de incertidumbre, pareciera que lo único claro, es que el mundo está cambiando de una forma inusitada, sin darnos indicios de hacia dónde.