Santiago se ha convertido en una ciudad con un gran nivel de desarrollo, siendo el polo de inversión de importantes empresas, lo que se traduce en la edificación de modernos edificios corporativos, innovadores centros comerciales y lujosos complejos habitacionales.
Así como la capital avanza y su desarrollo inmobiliario y económico es algo evidente, sus habitantes también han experimentado cambios culturales, siendo uno de ellos la mayor conciencia ciudadana por el cuidado del medioambiente, algo que también ocurre en las grandes ciudades del mundo. El deseo de disfrutar de un entorno libre de contaminación y con espacios para desarrollar una vida saludable se ha convertido en una prioridad para gran parte de los habitantes de nuestra ciudad.
El gran desafío es precisamente compatibilizar las exigencias económicas de la industria con las de los habitantes: lograr un desarrollo inmobiliario sostenible y que armonice con la calidad de vida de sus habitantes, preocupándose principalmente de conservar las cualidades de los barrios en los que se insertan, al tiempo de procurar mejorarlos, por ejemplo, a través de la incorporación y conservación de las áreas verdes.
La promoción de espacios públicos para la recreación, tanto al interior de los proyectos como en sus alrededores, el fomento de tecnologías sustentables y el mejoramiento de la calidad de vida, incentivando, por ejemplo, el uso de las ciclovías a través de la incorporación de bicicletas, son medidas que pueden contribuir al desarrollo armónico de las ciudades y sus habitantes.
En ese sentido, es indispensable que todos los actores de la industria incorporen diversas medidas e innovaciones en favor de lo expuesto. El resguardo de la ciudad no es sólo un problema de las autoridades, requiere la atención de todos. El sector puede y debe ser protagonista de primer orden.