Es lo que ella llama «sentido de subjetividad compartida con la música»: en palabras simples, lo mucho que disfruta tu cerebro cuando sabe qué parte viene detrás de la que está sonando ahora mismo.
La anticipación no es el único factor, y desde luego no puede explicar la sensación (seguro que no te es extraña) de escuchar una canción por primera vez y decidir, incluso antes de que acabe, que se ha convertido en la mejor de la historia para ti. Suele ocurrir con el nuevo single de nuestros grupos favoritos, siempre y cuando no te decepcionen. También ocurre cuando has bebido, así que no tendremos en cuenta ese escenario.
La pregunta es, pues, si existe una serie de elementos fácilmente identificables, unos ingredientes determinados. La ciencia de tu canción favorita, si quieres.
1) REPETICIÓN: La profesora Margulis explica lo importante que es llegar a sentir que la canción forma parte de ti, algo que solo se consigue tras muchas escuchas. Pero la repetición no es solo externa (la cantidad de veces que la has escuchado a lo largo de tu vida), sino también interna: si la propia estructura de la canción es reiterativa, más posibilidades tiene de quedar grabada en tu memoria.
2) GATILLO DE RECUERDOS: Tu canción favorita suele tener una capacidad casi sobrehumana de reactivar zonas dulces de tu memoria. Infancia, primer amor, noches de fiesta loca e incluso bajonas post-ruptura que tu cerebro no debería atesorar, pero lo hace. Suelen coincidir con momentos en los que te entregas del todo al presente, pues así es como funciona la nostalgia.
3) TEST DEL TIEMPO: Superar el paso de los años no es tan fácil como parece. Muchas canciones que te flipaban de adolescente están ahora tan a buen recaudo como tus pintas por aquel entonces, así que estamos hablando de un tipo de música especial, atemporal y no sujeta a modas. A
4) NO PUEDE SER VERSIONADA: Al menos, no de manera satisfactoria. Tu canción favorita es siempre La Original, el estándar al que otros advenedizos se enfrentan. En la mayor parte de los casos, el resultado te parece tan desastroso que te obliga a amar aún más a tu preferida.
5) MELODÍA POTENTE: Esta debería ser obvia. Hay un montón de estudios científicos sobre el efecto de cierto tipo de melodías en el cerebro de cierto tipo de personas: es lo que nos hace preferir el rock sobre la música clásica, o viceversa. En el caso de tu canción favorita, intervienen un montón de variables armónicas que tu cerebro había estado todo este tiempo preparándose para identificar como «celestiales».
6) TEMA O TEMAS RELEVANTES: No es simplemente que suene bien, sino que te habla de cosas que importan. Esta es la razón por la que mucha gente considera ‘Sunday Bloody Sunday’, de U2, como el pináculo de la música universal: es evidente que la canción pega, pero hay algo más.
7) ESTO ME SUENA…: No es completamente imprescindible, pero ayuda. Hay una serie de sonidos y melodías que, regla de la repetición mediante, crean una respuesta automática en muchos de nosotros.
Y ahora recuerdas: ¿cuál es tu canción favorita?
Fuente: GQ