La ex vicepresidenta de Guatemala, Roxana Baldetti, fue detenida la semana pasada tras ser acusada de asociación ilícita y cohecho pasivo, en una supuesta red de corrupción aduanera conocida como «La línea».

A Baldetti se le atribuye la pérdida de 5 millones de dólares fiscales. En tanto, la Fiscalía y la Comisión Internacional Contra la Impunidad (CICIG) de la ONU también acusaron al presidente del país, Otto Pérez Molina, luego de la entrega de nuevos antecedentes.

Anoche, Pérez Molina salió a luz pública donde aseguró que no renunciará y retóricamente críticó a empresarios, comunidad internacional, y a los investigadores del Ministerio Público (MP) y la CICIG.

«Rechazo el haber recibido dinero alguno de esa operación de defraudación aduanera, mi conciencia está tranquila», declaró, y agregó que dará la cara y se someterá al debido proceso.

«Quiero que comprenda todo el pueblo de Guatemala que no hay una ‘Línea’, son dos, y hasta hoy solo ha aparecido la que recibe pero no la que paga, sin duda enraizada en el sector empresarial y que espero pronto aparezca en toda su magnitud», dijo anoche.

Según Pérez Molina, «hay intervención internacional, ciertos sectores internacionales y nacionales primero deberían dejar sus intereses personales para intervenir. Hoy que recibo el embate político y mediático de esos grupos les digo que afrontaré con la ley. Guatemala ya cambió y se aplicará la ley a todos sin distinción».

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