Como si fuera poco dejar libre a un sicario que solo estuvo 24 horas en prisión preventiva, ahora se conoció que el nombre, Osmar Ferrer, era un alias, pero para ahondar la crisis también se conoció de una discrepancia con las identidades reales del delincuente dadas por la PDI y la Fiscalía.
Las policía daban cuenta que la identidad verdadera de Ferrer, como se conocía el sicario, era Carlos Alberto Mejía Hernández junto a una ficha de búsqueda y solicitando información.
Sin embargo, desde la Fiscalía se entregó otro nombre que corresponde a Alberto Carlos Mejía Hernández.
El propio ministro de Seguridad, Luis Cordero, también se equivocó al entregar el nombre, ya que en un punto de prensa dijo que el efectivo era el que aparecía en la ficha de las policías.
Pero posteriormente, el propio Cordero se corrigió y dijo que “en relación a la pregunta que ustedes habían formulado sobre si era Carlos Alberto o Alberto Carlos, es Alberto Carlos”.
Apuntó a que en la gráfica de las policías ya se hizo la modificación, pero destacó que lo importante es el número de identidad, las huellas y la fotografía.










