Dirigido por Santiago Mazza y producido por el actor mexicano, Estado de silencio llega a la plataforma de streaming con una profunda reflexión de valentía.
“Vivimos en un país donde no nos damos cuenta de la importancia que tiene el periodismo. El periodismo siempre nos ha acompañado, siempre ha sido catalizador y siento que hemos normalizado la violencia e impunidad de este país”, contaba Diego Luna para Vogue en septiembre de este año. Hablaba sobre el documental en el que funge como productor, Estado de silencio, dirigido por Santiago Mazza.
Después de lanzarse en diversos festivales alrededor del mundo, el proyecto llega el 17 de octubre a Netflix. En la presentación a medios previa a su estreno en la Ciudad de México, Luna invitó a reproducirlo precisamente el día del estreno. No fue una petición al azar, ni un trámite de promoción, al actor realmente le importa que este documental sea visto. No es para menos, pues aborda de manera descarnada lo peligroso que es ser periodista en México.
Estado de silencio presenta la realidad por la que atraviesan quienes se dedican a informar desde algunas de las zonas más violentas del país. Los testimonios de los periodistas Jesús Medina, Marcos Vizcarra, Juan de Dios García Tavish y María de Jesús Peters se unen para revelar la soledad, los escasos recursos económicos, el miedo y la frustración a la que se han enfrentado por el simple hecho de llevar a cabo su trabajo. Cada uno tiene en común el tener una carrera dedicada a reportar sobre la inseguridad, violaciones a los derechos humanos de migrantes, narcotráfico y narcopolítica.
Con un ritmo dinámico que aborda aristas de suma importancia para conocer a profundidad el quehacer periodístico, el documental también profundiza sobre el momento tan particular que vive la libertad de prensa en México, luego de un sexenio lleno de tensión entre el gobierno y la prensa y cómo se llegó a este punto en el que es tan peligroso ejercer esta profesión en nuestro país. Como ocurre con otras producciones de Netflix –como El guardián de las monarcas–, hay un punto en el que varias problemáticas sociales que nos afligen, terminan por converger: la narcoguerra, la corrupción, un sistema rebasado por la inseguridad, entre varios otros factores.
Los periodistas que participaron en Estado de silencio han sido desplazados de sus hogares con la promesa de una reubicación y protección fallidas a través de un mecanismo desarrollado por el gobierno que les impide trabajar y vivir sin miedo. En algún punto del documental es posible preguntarse: ¿por qué siguen adelante? Y las respuestas de cada uno revelan la nobleza de su oficio, pero también, la humanidad: unos lo hacen porque tienen la esperanza de dejar a sus hijos un mundo mejor, otros por rebeldía, cansados de temer por su seguridad, otros más por una profunda pasión por la labor periodística
Desde el año 2000 hasta el 2023 han sido asesinados 163 periodistas por posibles causas relacionadas con su labor, según cifras del organismo Article 19. Con este número, Estado de silencio cierra su investigación, es indignante, pero también hay una estela de esperanza: quienes ejercen el periodismo de alto riesgo con valentía no están dispuestos a detenerse.
Fuente: VOGUE MX
