Además, en este escenario, las capas superiores de hielo en Marte impiden que los charcos de agua subterráneos poco profundos se evaporen, al tiempo que proporcionan protección contra la radiación dañina. Tal y como ha señalado la NASA, se ha descubierto que charcas similares en la Tierra están «llenas de vida» con algas, hongos y cianobacterias microscópicas, todas las cuales obtienen energía de la fotosíntesis.
El texto, publicado en ‘Nature Communications Earth & Environment’, se ha centrado en el agua congelada, uno de los dos tipos de hielo que hay en Marte junto con el dióxido de carbono congelado. Grandes cantidades del agua congelada central en el estudio se formó a partir de nieve mezclada con polvo que cayó sobre la superficie del planeta durante una serie de eras glaciales marcianas que tuvo lugar en el último millón de años. Desde entonces, esa nieve se ha solidificado y se ha convertido en hielo, aunque todavía está salpicado con motas de polvo, que resultan «clave» para explicar cómo se pueden formar charcos de agua subterráneos dentro del hielo cuando se exponen al Sol.
De esta manera, la agencia ha detallado que el polvo oscuro absorbe más luz solar que el hielo circundante, lo que potencialmente provoca que el hielo se caliente y se derrita hasta unos pocos pies debajo de la superficie. Aunque científicos que estudian Marte no están de acuerdo en si el hielo puede derretirse cuando se expone a la superficie marciana, los efectos atmosféricos que dificultan el derretimiento en la superficie marciana no se aplicarían debajo de la superficie de un manto de nieve polvoriento o un glaciar.
De acuerdo con el coautor Phil Christensen de la Universidad Estatal de Arizona, el derretimiento del hielo desde adentro «es un fenómeno común en la Tierra». Así, la NASA ha explicado que, en la Tierra, el polvo dentro del hielo puede crear lo que se denominan agujeros de crioconita, es decir, pequeñas cavidades que se forman en el hielo cuando las partículas de polvo arrastradas por el viento (llamadas crioconita) caen allí, absorben la luz solar y se derriten cada vez más en el hielo cada verano. Estas partículas dejan de hundirse cuando se alejan de los rayos del Sol. Sin embargo, siguen generando suficiente calor para crear una bolsa de agua de deshielo a su alrededor que pueden alimentar un ecosistema próspero para formas de vida simples.
Los autores del estudio han apuntado a que el hielo de agua que tendría más probabilidades de formar charcos subterráneos existiría en los trópicos de Marte, entre 30 y 60 grados de latitud, tanto en el hemisferio norte como en el sur. Ahora, el autor principal del estudio, Aditya Khuller del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California, espera recrear parte del hielo polvoriento de Marte en un laboratorio para estudiarlo de cerca.
Mientras, él y otros científicos están empezando a trazar mapas de los lugares más probables de Marte para buscar agua de deshielo poco profunda, lugares que podrían ser objetivos científicos para posibles misiones humanas y robóticas en el futuro. «Si hoy estamos tratando de encontrar vida en cualquier parte del universo, las exposiciones de hielo marciano son probablemente uno de los lugares más accesibles en los que deberíamos buscar», ha afirmado.