En medio de un mundo de teorías de conspiraciones y similares, una decisión adoptada por la Universidad de la Defensa Nacional de Argentina en la noche del pasado martes 27 de agosto llamó poderosamente la atención. Quizás demasiado para ser una mera coincidencia, considerando el aún no aclarado incidente de detección en espacio aéreo chileno de un vuelo «no identificado» en la zona de Magallanes, atribuido a un aparato trasandino (o más de uno).

Por medio de sus redes sociales, la institución (la cual tiene a su cargo la formación de militares y civiles en diferentes áreas disciplinarias, y la formación militar para la Defensa Nacional trasandina a través de carreras de pregrado, grado y posgrado) había anunciado la realización para el jueves 28 de este mes de una charla virtual en la marco del Ciclo de Conferencias Fuerzas Armadas y Política Exterior, titulada «Pasos bioceánicos: La importancia estratégica del Estrecho de Magallanes», con destacados exponentes.

Sin embargo el martes 27, a las 20.18 horas (local Santiago) a través de sus redes sociales, la universidad anunció intempestivamente la suspensión de la charla, pidiendo las disculpas del caso.

Casi en paralelo a esta publicación ya se había dado la alarma en la base de Chabunco en Punta Arenas tras las detecciones en los radares zonales y se ordenaba el despegue de unidades de la Fuerza Aérea de Chile. Argentina negó formalmente que alguno de sus medios haya protagonizado el incidente, y desde las instancias oficiales chilenas respectivas no ha habido confirmación o descarte final de la identidad de la aeronave detectada.

Sin embargo, cuando el ovni tiene cola, orejas, bigotes y maúlla, es difícil no tener sospechas cada vez más fundadas de que se trata de un gato.