Las denuncias por abuso, acoso o discriminación alcanzaron una cifra récord, superando los niveles prepandemia y totalizando un 25,7% del total de reclamos en las organizaciones al cierre del segundo semestre del año pasado. Así se desprende del último estudio sobre Líneas de Denuncias realizado por Fundación Generación Empresarial (FGE), que compara de forma cuantitativa las denuncias realizadas por funcionarios en diversas entidades -privadas y públicas- durante los segundos semestres de cada año.
Basado en datos oficiales de los canales de denuncia de más de 280 organizaciones, el informe revela que la cifra de 2023, supera levemente el peak de 2019 (25,55%) y es 9,44 puntos más alta que el registro de 2018, cuando se inició esta medición.
El tema cobra especial relevancia ante la entrada en vigencia -el próximo 1 de agosto- de la Ley N° 21.643 (conocida como Ley Karin), que modifica el Código del Trabajo y otros cuerpos legales en materia de prevención, investigación y sanción del acoso laboral, sexual o de violencia en el trabajo.
Andreas Kotronakis, subgerente de Desarrollo de FGE y a cargo del estudio, señaló que “los datos muestran que junto con la vuelta al trabajo presencial están cobrando protagonismo nuevamente algunas malas prácticas que habían tendido a disiparse durante la pandemia y el teletrabajo”.
Mayor confianza en canales de denuncia
A nivel consolidado, incluyendo las 13 categorías de denuncia que mide el estudio (además de abuso o acoso, relaciones laborales, corrupción, robo o mal uso de recursos, conflictos de interés, entre otras), el número promedio de denuncias por organización también marcó un nuevo máximo, aunque influenciado por la mayor cantidad de organizaciones que están implementando canales de denuncia.
En el segundo semestre de 2023, el promedio de denuncias por organización fue de 11,2, superando por un estrecho margen las 11 denuncias promedio registradas en 2019.
Kotronakis explicó que “esta evolución se explica por dos factores: un incremento de organizaciones que utilizan los canales de denuncia y una maduración de este tipo de herramientas. Ambos hechos están generando mayor confianza y cercanía y, por ende, un alza en la cantidad de reportes”.
Destacó que “las organizaciones vienen realizando un trabajo sistemático para incorporar estas herramientas en sus procesos de prevención de delitos y comunicar su existencia, lo que fortalece una cultura de integridad”.
Si bien la categoría que registró el mayor porcentaje de denuncias fue “Otros”, con un 30,4% del total y una subida de 6,82 puntos respecto del año precedente, Kotronakis dijo que se trata de una categoría que agrupa todos los reclamos y consultas que no están directamente relacionadas con malas prácticas o la advertencia de riesgos potenciales en las organizaciones.
Mejoras
El análisis de Fundación Generación Empresarial mostró mejoras en los índices de conductas contrarias al medioambiente, relaciones laborales, fraudes y estafas, corrupción, libre competencia, confidencialidad de la información y relación con stakeholders. “Probablemente esto se debe a que se han realizado inversiones y capacitaciones en estos ámbitos”, manifestó Kotronakis.
Más allá de los resultados del estudio, el subgerente de Desarrollo de FGE resaltó que “contar con canales de denuncias o líneas éticas es clave para gestionar la integridad, pues encienden luces de alerta sobre la ocurrencia de acciones antiéticas y/o conductas de riesgo y permiten apoyar la implementación de normativas, procedimientos, además de informar y capacitar a los colaboradores respecto del impacto que generan”.