A propósito de la muerte del ex presidente Patricio Aylwin, El Mercurio de este domingo, en su cuerpo de Economía, publica una extensa entrevista al expresidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC) entre 1990 y 1996, José Antonio Guzmán.
Guzmán –en la entrevista- se deshace en loas y reconocimientos al exmandatario DC, cuestión que cambia radicalmente cuando se le consulta por la actual administración y el relacionamiento que ha tenido con el empresariado. Simplemente se lanza en picada contra Bachelet y el equipo económico con un lapidario y oscuro análisis: “Él (Aylwin) propició encuentros para generar confianza, porque para él la confianza era muy importante; a este gobierno le importa un rábano”.
Comparando lo que fue el primer gobierno de la Concertación, señala que “Yo creo que ahora es peor. En el año 1990 se despejaron las incertidumbres y el sector empresarial siguió invirtiendo Ahora se han materializado políticas que, por un lado, obstruyen la inversión y que, por otro, la desestimulan. Incluso se anuncian nuevas reformas, como la constitucional que provoca más incertidumbre. El otro día la Presidenta rescataba el legado de Aylwin de acuerdos y diálogo, en circunstancias que ella ha hecho justamente lo contrario”.
Comprando el gobierno de Aylwin le pregunta ¿Considera que la Presidenta Bachelet los escucha?
“No nos escucha para nada, no ha pretendido tampoco hacerlo. Ahora, tímidamente, en vista del fracaso y de los números que muestran la economía, con un crecimiento en torno al 1%, está empezando a preocuparse un poco más, pero ya es tarde. La reforma tributaria fue drástica; la reforma laboral aprobada es peor que el proyecto que se presentó. Y ahora hay una reforma constitucional que no se sabe en qué va a desembocar, que puede cambiar las bases del sistema económico. No se diga que la Presidenta está preocupada por el crecimiento económico, porque no lo está”.
José Antonio Guzmán remata su crítica visión afirmando que este Gobierno es el que menos ha escuchado al empresariado “Sí, sin duda”, sentencia.