Por: Sergio Satulovsky – CEO de InnovAgile Group – Máster en Transformación Digital y Psicólogo Social
Ha sido recurrente escuchar en estos días a quienes trabajaron con el Ex Presidente Sebastián Piñera sobre su enorme capacidad de ejecución, de enmendar posturas y su visión para tomar decisiones incluso cuestionadas en sus círculos más cercanos. Seguramente no era de aquellos empresarios que nunca tienen problemas, a los que todo les fluye maravilloso.
Lo más probable es que haya visualizado permanentemente opciones para mejorar los resultados. Que se haya preguntado si se están alcanzando y superando los objetivos propuestos, si ha crecido lo que se propusieron. Y más allá de culpar al contexto socioeconómico global, haya sido capaz de mirar hacia adentro y rodearse de los mejores para revertir problemas y lograr cambios. Al menos esa inspiración no debería haberse perdido.
Porque más allá de las corrientes políticas o la contingencia, en estos contextos de crisis económica que estamos atravesando, se hace necesario y hasta casi obligatorio, para surgir, mirar hacia adentro de la organización y hacia adentro de cada uno de los que tienen responsabilidades y posiciones de poder.
Aunque ya es parte de la idiosincrasia el mostrarse perfectos, es ahí donde se debe trabajar para generar cambios ¿Por qué debo ser perfecto? ¿Qué miedo existe al reconocer que no sé algo o no soy bueno en algo y que debo desarrollar? ¿No es demasiado stress y presión estar siempre con el síndrome del impostor?
El no reconocimiento de que hay cosas que no manejamos, que no sabemos, que nos faltan, no es debilidad, ¡al contrario! Es fortaleza y salud.
Es fortaleza porque sólo los líderes que son capaces de ser sinceros consigo mismo y ante los demás, declarando que “necesito ayuda con esto”, “esto no lo sé, pero lo profundizaré”, “tengo problemas con mi equipo, y no logro detectar el origen”, son los que están abiertos al aprendizaje y crecimiento. Así también un dueño de una empresa, que detecta que tiene problemas con el compromiso de los socios o el directorio y detecta que están dependiendo mucho de él, y es capaz de pedir ayuda, es un líder con futuro, puesto que tiene claro el objetivo, sabe cuál es su punto débil y pide ayuda para superarlo.
Desde el psicoanálisis podríamos decir que los que se muestran perfectos y que creen que todo está bien, están en negación, están negando lo que Lacan llama “la falta”. Sólo el reconocer “la falta” nos hará seres más felices y abiertos al logro de nuestros objetivos.
El que sigue sosteniendo “no tengo problemas en la organización”, “tengo el mejor equipo y somos los mejores, todo está bien”, “no hay nada que mejorar pues todo funciona ok”, está en una postura de estereotipia y cerrado al cambio, al mirar la realidad dentro de la empresa y él mismo, y al aprendizaje.
Trabajemos el miedo al mostrar que somos seres barrados (siguiendo a Lacan), reconozcamos que no somos Superman ni la mujer maravilla, que tenemos nuestras fallas y faltas, abramos nuestras mentes y corazones a una vida donde nos reconozcamos imperfectos, como lo es el ser humano, y que esa perfección solo la lograremos cuando interactuemos con los demás, aprendamos con los demás, sepamos comunicarnos, pongámonos objetivos en común y trabajemos en equipo para lograrlo. El realizar todo esto nos ayuda a cubrir “la falta” que existe en cada uno de nosotros, con las capacidades y acompañamiento del otro.
En una sociedad cada vez más individualista y competitiva, donde se busca que cada uno sea el que triunfa sobre los demás, y para salir y romper modelos estereotipados para salir de la crisis que nos rodea, aprendamos a ser humildes, mirar nuestro interior, el interior de nuestras organizaciones y a ser empáticos y perder el miedo a decir “No sé, necesito ayuda”.
Tal como dice un cuento japonés:
“No hay nadie que no tenga problemas.
Un empresario dijo a un amigo:
—Veo que siempre te estás quejando de las dificultades que tienes… Conozco un sitio donde calculo que habrá unas diez mil personas, y nadie tiene problemas. Así que, si te parece, he pensado en llevarte a conocerlo.
—¡Por favor, me encantaría! —dijo el otro.
¿Y dónde lo llevó su amigo? -Al cementerio.”
Por el solo hecho de vivir en este mundo, todos estamos sujetos a tener dificultades y obstáculos. Lo que da riqueza y sentido a nuestra existencia es el proceso y el desafío personal de superarlos. Y el trabajar en conjunto con otras personas nos da ese poder. Somos seres humanos y seres sociales, el trabajo en conjunto es lo único que nos ayudará al logro y superación de nuestras metas y objetivos.