De acuerdo a últimas actualizaciones del Instituto de Salud Pública (ISP), existe un aumento de 7% en los casos de VIH en el país durante 2022, con 5.401 nuevos diagnósticos, una tasa de 25 casos cada 100 mil personas
El Día Mundial de la Lucha contra el VIH/SIDA se conmemora el 1° de diciembre de cada año, reforzando la concientización acerca de la infección y de todas las personas cuyas vidas fueron afectadas por este virus. La fecha también es una oportunidad global para desafiar y derribar las barreras que existen en la atención a las personas que viven con VIH, reconocer los avances que han permitido que las personas que han sido diagnosticadas puedan llevar una vida plena, trabajando en conjunto con funcionarios de salud pública, defensores comunitarios, investigadores y proveedores de atención médica, convirtiendo la infección por VIH en una condición crónica y controlada, con mínimo impacto en la calidad de vida.
Si bien es cierto que hasta el momento no hay una cura para la infección, sí existe un tratamiento llamado “Tratamiento Antirretroviral” que evita la replicación del virus. En ese sentido, y a nivel global, se han salvado 16.2 millones de vidas desde el 2001, gracias a tratamientos asequibles y de calidad. Esto da la posibilidad de que las personas con VIH pueden gozar de una calidad y expectativa de vida similar a quienes no tienen el virus. La Ciencia ha permitido que los nuevos tratamientos hayan evolucionado y ahora sean sumamente efectivos, con mínimos o ningún efecto adverso, y muy fáciles de tomar (un comprimido al día). Esto asegura que los pacientes mantengan su adherencia al mismo y tengan un control crónico sobre la infección, posibilitando una mejor calidad de vida ahora y en el futuro.
En ese sentido, el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/SIDA (ONUSIDA) lidera e inspira al mundo para conseguir su visión compartida de cero nuevas infecciones por el VIH, cero discriminación y cero muertes relacionadas. De esta manera, desarrollaron una serie de objetivos “95-95-95” a cumplir para el 2030 estableciendo: que el 95% de las personas infectadas por VIH conozcan su estado serológico; que el 95% de las personas diagnosticadas con el VIH reciban terapia antirretroviral continuada; y que el 95% de las personas que reciben este tipo de terapia tengan supresión viral. En los últimos años se incluyó un cuarto “95”, que supone que el 95% de las personas que reciben este tratamiento puedan gozar de una buena calidad de vida.
En nuestro país, y de acuerdo los datos del Instituto de Salud Pública, correspondiente al año 2022, se han detectado 5.401 nuevos casos, de los cuales el 83% de los casos diagnosticados son hombres, manteniendo la proporción de periodos anteriores. Respecto a las edades, las mayores tasas se registraron en el grupo etario de 25 a 34 años con el 40% del total de nuevos casos, mientras que en el grupo de 35 a 49 años se pesquisaron 1.518 nuevos casos. Por ubicación geográfica, las mayores tasas se presentaron en el norte, como Arica y Parinacota con 49,7 casos por 100 mil habitantes y Tarapacá, donde disminuye a 45,9 casos por 100 mil habitantes.
Respecto al 2023, las cifras presentadas por el ISP, correspondientes al primer semestre del año, dan cuenta de 2.464 nuevos diagnósticos.
Por su parte, y de acuerdo a las últimas estimaciones del Ministerio de Salud, en 2021 había 84 mil chilenos viviendo con el VIH, con 16 mil personas sin tratamiento retroviral.
Para prevenir la transmisión, resulta fundamental llevar a cabo programas que permitan ampliar el acceso a la prevención y al tratamiento, ya que una detección temprana evitará la transmisión a más personas, haciendo lo posible para detener la epidemia del VIH.
Si bien las formas de transmisión también pueden ser por vía sanguínea (al compartir punzantes o cortantes), o perinatal/vertical (gestación o lactancia), el 98% de la transmisión del VIH se debe a relaciones sexuales sin protección, por lo que la Educación Sexual Integral (ESI) es un punto clave a la hora de prevenir. Esta brinda herramientas para que los adolescentes, de acuerdo a sus edades, puedan aprender a conocer su cuerpo, asumir valores y actitudes responsables relacionadas con evitar exponerse a las distintas infecciones de transmisión sexual y embarazos no deseados, conocer y respetar el derecho a la identidad, la no discriminación y el buen trato.
Especialmente en la población joven, muchos de los casos de diagnóstico tardío se deben a que la persona sintió vergüenza, aislamiento y desesperación debido a su condición, ya que la falta de conocimiento e información acerca del VIH deriva en suposiciones erróneas que fomentan un estigma en la sociedad. La “etiqueta” de las personas que viven con VIH, o que se encuentran en riesgo de contraerlo, provoca actos de discriminación, entre otras cosas, por su género, orientación sexual, identidad de género, uso de drogas o comercio sexual. Es importante trabajar sobre todos los estigmas relacionados con la sexualidad y las infecciones de transmisión sexual, principalmente el VIH, fomentando así la realización oportuna del test, y que quienes viven con VIH puedan acceder rápidamente a un tratamiento seguro y eficaz, garantizando una buena calidad de vida.
El Día Mundial de la Lucha contra el VIH/SIDA existe para rendir homenaje a todas las personas cuyas vidas se han visto afectadas por el VIH y reconocer el progreso realizado a través de la sensibilización comunitaria, los esfuerzos de salud pública, la investigación y la innovación científica para hacer frente a los numerosos obstáculos que aún existen en la lucha contra el VIH. Es fundamental transformar la visión que hay respecto a esta infección, pasando de un mero diagnóstico médico a una oportunidad para acompañar a una población con el potencial de ser tan saludable, activa y productiva como se lo proponga.