viernes, noviembre 22, 2024

La «Guerra por el Agua» desatada por la DGA en el río Aconcagua

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Molestia e impotencia existe entre los regantes de la Primera Sección del Río Aconcagua por la nueva redistribución de la Dirección General de Aguas (DGA) a los recursos hídricos provenientes del caudal, lo cual favorece a las plantaciones en cerro de la Segunda Sección, representando una merma en la cantidad del vital elemento para los pequeños agricultores del resto de la cuenca.

La DGA aplicó, para la temporada de riego 2022-2023, un nuevo criterio para redistribuir las aguas, que consiste en dividir el agua pasante por el Río Aconcagua, por los derechos supuestamente constituidos en las tres primeras secciones, entregándole a cada una el correspondiente porcentaje del agua de acuerdo a derechos. La cuarta y quinta secciones han quedado fuera de la redistribución, por razones no explicadas. Ambas decisiones generaron un gran desequilibrio en la cuenca.

El presidente de la junta de vigilancia de la primera sección, Javier Crasemann, dijo que estas instrucciones de la autoridad, dado el contexto de carencia de agua en años de sequía que atraviesa el país, tienen como consecuencia que “al final lo que se está haciendo (con la nueva medida de la DGA) es reventar la fuente que va quedando arriba de la cordillera, repartiéndola a todas las secciones, a pesar de haber otras fuentes de agua río abajo, superficial y subterráneas, que no se restringen y no se reparten”. Reclama que dichas fuentes que no se consideran, son utilizadas por las secciones río abajo, especialmente la Segunda, que termina teniendo mucha más agua que la que le corresponde en relación a su superficie regada.

“La DGA lo único que hizo fue redistribuir la parte de arriba por donde pasa Chacabuquito y por ahí no pasa toda el agua de la cuenca. Esto lo hemos demostrado en recursos que hemos presentado en los tribunales y Contraloría, y en todas dichas instancias la DGA no ha sabido explicar técnicamente la parcialidad y desproporción de la medida”, señaló.

Crasemann explicó que la nueva modalidad de la DGA “le asigna a la segunda sección 2,8 litros por segundo por hectárea regada, que es más del doble de lo que tiene la primera y tercera asignado, a pesar de tener superficies de riego similares. El agua que se le reconoce a la Segunda Sección no existe, se funda en cálculos errados que son desmentidos por los propios estudios de la DGA a lo largo de las últimas décadas”.

El presidente de la primera sección apunta que con esta nueva redistribución del agua serán beneficiados los que tienen grandes plantaciones de paltos y “los mismos de siempre, es cosa de recorrer la zona de Panquehue, son los que mantienen loteos con lagunas navegables, los que tienen sus canchas de polo totalmente regadas, que son intocables y ellos han sido los grandes ganadores porque no han sentido la sequía por ningún lado”.

En cuanto a los que se verán afectados, Crasemann mencionó que serán pequeños agricultores de la primera sección, a los que se les dañó un aproximadamente un 53% de sus cultivos, sufriendo además una disminución de su producción de un 47,2%, ya que, durante toda esta temporada de riego 2022-2023, recibieron menos agua que en el peor año de sequía.

Explicó que los datos se obtuvieron gracias a una encuesta realizada a una muestra de 315 usuarios de la primera sección que representan 10.900 hectáreas, la cual también mostró que el 91% de éstos habrían regado menos del 70% de sus superficies y el 92% sufrió afectación en el calibre de sus cultivos, es decir, éstos no pudieron terminar de cosecharse correctamente perdiendo el trabajo de todo un año. El 86% de los usuarios registró más de un 30% de disminución de la producción respecto del año pasado.

Además, el 89% sólo tiene acceso a agua superficial, es decir, no puede acceder a otras fuentes de agua, como sí pueden en el resto de la cuenca del Aconcagua. Las aguas subterráneas en la primera sección están a 100 metros promedio de profundidad, mientras que en las demás bordea los 20 metros. Y, a su vez, las infiltraciones, propias de la naturaleza de esta cuenca, quedan a disposición de la segunda sección.

También señaló que los cultivos históricos de la precordillera son: alfalfa, duraznos, uva, nogales, tomates, choclos, sandías, melones, entre otros. Y, las comunas damnificadas fueron: Los Andes, San Esteban, Calle Larga, Rinconada, Santa María y San Felipe de la región de Valparaíso, además de Colina y Til Til de la Región Metropolitana. Donde hay más de 6.000 regantes, de los cuales más del 80% son agricultura familiar campesina.

Crasemann apuntó que el daño ya se hizo, pero “estamos en espera de lo que dice Contraloría donde hemos presentado reconsideraciones, se le ha pedido informar a la DGA y las respuestas han sido con evasivas, sin poder hacerse cargo de los cuestionamientos a su fórmula de redistribución”.

“Aquí claramente hay situaciones que no cuadran y muy dudosas, porque están todos tratando de averiguar qué pasó, porque técnicamente no puede justificarse esos casi 40 metros cúbicos que se están asignando a la Segunda Sección y que no existían en los años 50 y tampoco existían en 2013, cuando se constituyó la Segunda Sección, y ya llevábamos cerca de cuatro años de sequía”, explicó a Infogate.

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