La vocera de Gobierno, Camila Vallejo, acusó este jueves un “cambio de tono” de parte de la derecha tras la entrevista que dio el expresidente Sebastián Piñera en Canal 13, donde criticó la reforma tributaria impulsada por el Ejecutivo y que desembocó en el rechazo a la idea de legislar (discutir el tema) por la Cámara de Diputados.
En conversación con radio Cooperativa, la portavoz de Palacio dijo que “llevamos seis meses de debate legislativo, y antes de eso hubo tres meses de diálogos sociales en todas las regiones del país para construir las bases. Hubo una discusión en la Comisión de Hacienda que fue bastante buena -se incorporaron 90 indicaciones-, hubo mucha conversación, pero esto creo que el rechazo fue posterior a un cambio de tono de la oposición, que se reflejó la última semana, con mayor virulencia hacia las reformas centrales del Gobierno que antes no se había visto”.
Al respecto, Vallejo planteó que existe “una intención de mantener el status quo respecto de los temas tributarios, y no fue casual la entrevista del expresidente Sebastián Piñera el fin de semana anterior, rechazando -entre otras cosas- la propuesta tributaria. Hubo un alineamiento, un cambio de tono de la oposición respecto a esto”.
En cuanto a los cuestionamientos por parte de la oposición sobre la carencia de diálogo por parte del Gobierno, la ministra señaló que “mostramos permanentemente apertura a que, después de votar la idea de legislar, pudiéramos seguir introduciendo mejoras” y “resguardando ciertos principios, que es la capacidad de recaudar y que los que tuvieran más pagaran más”.
Sobre la ausencia de diputadas a la votación que habría incidido en el rechazo de la propuesta del Gobierno, Vallejo mencionó que “la responsabilidad de todo parlamentario es que si asiste al Congreso y no tiene impedimentos médicos ni responsabilidades de misión oficial, tiene que cumplir con su deber”.
“Es lamentable que producto de evadir la responsabilidad de votar en el Congreso no se haya contado con los votos para aprobar la idea de legislar de una reforma tan importante”, explicó.
Y añadió que “hay que separar las aguas: uno puede tener diferencias o reprochar una actitud, alegar y exigir renuncias, pero hipotecar la posibilidad de mejorar la calidad de vida de las personas a propósito de eso, me parece irresponsable”.