¿Qué ocurre cuando ya se concibió a un hijo de forma natural, pero no se consigue un segundo embarazo? La razón principal suele estar relacionada con la edad avanzada de la madre
Muchos dan por sentado que las mujeres que ya han tenido hijos de forma natural, a futuro no presentarán problemas de infertilidad. Sin embargo, no siempre es así. La infertilidad puede aparecer con el paso del tiempo, incluso habiendo tenido hijos sin ningún tipo de complicación previa; esta patología se conoce como infertilidad secundaria.
“La infertilidad secundaria femenina suele ir asociada principalmente a la edad, ya que el paso del tiempo afecta de forma directa al potencial reproductivo de la mujer. Sin embargo, también deberse a otros factores como endometriosis o desajustes hormonales, por ejemplo. A partir de los 35 años la calidad y cantidad de los óvulos desciende drásticamente, y a partir de los 38 hay un aumento de las posibilidades de alteraciones cromosómicas en los embriones. Y si a eso sumamos alguna de las patologías previamente mencionadas, nos encontramos con un caso más complejo”, explica el doctor Andrés Carvajal, especialista en Reproducción Asistida de IVI Santiago.
Por otra parte, en el caso de los hombres, es fundamental destacar que ciertos cambios de hábitos de vida o salud, además de la aparición de alguna enfermedad o patología severa, pueden influir en la pérdida o deterioro de la calidad del semen, afectando directamente las posibilidades de conseguir un embarazo.
Por eso es fundamental ser conscientes de todos los factores que pueden influir en la planificación familiar. Decidir tener hijos sobre los 30 años puede significar complicaciones en el proceso, o quizás tener que recurrir a la medicina reproductiva para lograr un embarazo. “Por esta razón recomendamos la opción de vitrificar los ovocitos, una alternativa que, en el caso de la mujer, ofrece la posibilidad de decidir sin la presión del tiempo sobre la fertilidad femenina”, agrega el doctor Carvajal.
La vitrificación de ovocitos permite, principalmente, posponer la capacidad reproductiva de la mujer, el tiempo que ésta desee. De esta forma, cuando la mujer tenga la intención de quedarse embarazada, podrá utilizar sus óvulos previamente vitrificados, que conservarán intactas las características que presentaban cuando fueron preservados.
“Es decir, si una mujer vitrifica sus óvulos a los 30 años, y diez años más tarde, a los 40, pretende quedar embarazada con ellos, sus óvulos tendrán la misma calidad que cuando fueron vitrificados 10 años antes”, señala el especialista.
¿Cuándo buscar ayuda?
Esta es una pregunta que muchas pacientes se hacen y es que el mejor momento para acudir y consultar con un especialista en medicina reproductiva acerca de una posible infertilidad secundaria sería, en caso de que la mujer sea menor de 35 años, tras un año de relaciones sexuales regulares sin lograr embarazo. En caso de mujeres de edad más avanzada (mayores de 35 años), se recomienda consultar después de transcurridos seis meses de relaciones sexuales sin gestación.
“Existe la convicción de que las mujeres y parejas que han tenido su primer hijo sin ningún problema y de forma natural pueden esperar que ocurra lo mismo con el segundo. En ocasiones no es así, y este hecho puede conllevar un gran sufrimiento y estrés. La infertilidad secundaria tiene, por tanto, un gran impacto a nivel emocional. Por ello contamos con una Unidad de Apoyo Emocional para acompañar a nuestros pacientes durante sus procesos, y ayudarles de la mejor manera a gestionar sus sentimientos y emociones”, finaliza Andrés Carvajal.