· Desde la Escuela de Negocios de AIEP destacan que es relevante definir un objetivo, identificar gastos y presupuestos, ahorrar de manera inteligente y evaluar riesgos en inversiones.
La situación económica global está entrando en una pronunciada recesión, justo en medio de la propagación de las variantes de la COVID‑19, el alza de la inflación, la deuda y la desigualdad que intensifican la incertidumbre. Según el Banco Mundial, se espera que el crecimiento mundial se desacelere notablemente, del 5,5 % en 2021 al 4,1 % en 2022 y al 3,2 % en 2023.
En este contexto, tanto los estados, el mercado, las empresas y cómo las personas dedicadas a los negocios ya están planificando su año financiero, fomentando políticas para un mayor auge económico y tomando medidas para contener la crisis. Estrategias que los particulares también deberían aplicar si quieren mantener su vida financiera relativamente sana.
Según Victor González Saldivia, Jefe Nacional de Especialidad de la escuela de negocios de AIEP, el inicio de año es un buen momento para que las personas se replanteen como administran su dinero y planifiquen los meses venideros. “En cierta medida, la pandemia y la crisis sanitaria nos dieron algunas lecciones económicas importantes y que se deben seguir aplicando durante el 2023. Es así como ahorrar y guardar debería ser una consigna para todos, pues será nuestro respaldo para emergencias e imprevistos”, recalca.
En paralelo, el experto de AIEP recomienda tomar las siguientes estrategias para mantener una economía personal saludable:
– Definir un objetivo financiero. Ideal es fijar una meta mensual, semestral y anual, las cuales pueden ir desde pagar las deudas de años pasados, aumentar el ahorro, bajar los gastos extras e innecesarios o incluso invertir más. Lo importante acá, es visualizar un objetivo realista para trabajar en ello en los plazos previstos.
– Identificar gastos. Primero se deben dividir los gastos fijos de los variables. Los primeros son los que no se pueden ajustar, tales como las cuentas de servicios, alimentación diaria y/o arriendo de vivienda. Los variables, son los más fáciles de recortar, tales como compras de accesorios, algunos de entretención, suscripciones y/o lujos.
– Elaborar un presupuesto. Una vez tenemos las metas y los gastos identificados, se puede construir un plan de presupuesto. Poner en orden los ingresos personales, los gastos y variables de esos consumos. Con todo ello, se podrá calcular los ingresos disponibles y evaluar la situación real económica.
– Ahorro inteligente. Para los que nunca han ahorrado, lo recomendable es partir con sumas menores y con el pasar de las semanas ir aumentando la cifra. El objetivo es guardar una cantidad que implique cierto esfuerzo, no lo que sobra del mes, por el contrario, debiera ser unos de los primeros ítems a considerar, de esta manera crearemos el hábito y veremos mejores resultados. Para los más avanzados en ahorro, es bueno automatizar el proceso, es decir, que desde nuestras cuentas se hagan transferencias automáticas a las cuentas de ahorro.
– Evaluar inversiones y riesgos. Para los que desean y pueden hacer movimientos en sus economías personales más avanzados, se recomienda invertir pero en áreas de riesgo bajo. Esto quiere decir, en operaciones que tienen escasa probabilidad de tener pérdidas. Actualmente, los depósitos a plazo están entregando un muy buen interés y resultan una opción segura para mantener el dinero de los ahorros.
Para finalizar, González explica que “los conocidos como “gastos hormigas”, que no están en el presupuesto y muchas veces no se contabilizan, suman una no despreciable cifra del consumo del mes. Estos son, por ejemplo, el café diario en una reconocida cadena internacional, la compra de un almuerzo para evitar cocinar, las salidas improvisadas con amigos. Una buena idea es asignar un presupuesto para estos pequeños gastos y no salirse de él, para que a fin de mes no nos encontremos con sorpresas en la cuenta bancaria”.