RÍO DE JANEIRO (AP) — Luiz Inácio Lula da Silva lo cambió de nuevo: Veinte años después de ganar la presidencia de Brasil por primera vez, el izquierdista venció al presidente Jair Bolsonaro el domingo en unos comicios extremadamente reñidos que representan un giro radical para el país tras cuatro años de políticas derechistas.
Con más del 99% de los votos computados, Lula llevaba 50,9% y Bolsonaro 49,1%, ante lo cual la autoridad electoral dijo que la victoria de Lula estaba matemáticamente asegurada. Aproximadamente a las 10 de la noche, tres horas después de que se anunciaron los resultados, las luces se apagaron en el palacio presidencial sin que Bolsonaro reconociera la derrota ni emitiera ninguna declaración.
Antes de las elecciones, la campaña de Bolsonaro alegó repetidas veces que posiblemente habría manipulado electoral, aunque sin presentar bases para ello. Dichas generaron temores de que no aceptaría la derrota e impugnaría los resultados si perdía.
Es un sorprendente regreso al poder para Lula, de 77 años, cuyo encarcelamiento en 2018 por un escándalo de corrupción le impidió participar en los comicios de ese año, lo que despejó el camino para el triunfo de Bolsonaro, defensor de conservadores valores.
“Hoy el único ganador es el pueblo brasileño”, declaró Lula en un discurso en un hotel del centro de Sao Paulo. “Esta no es una victoria mía ni del Partido de los Trabajadores, ni de los partidos que me apoyan en la campaña. Es la victoria de un movimiento democrático que se formó por encima de partidos políticos, intereses e ideologías personales de forma que la democracia saliera victoriosa”.
Lula ha prometido un gobierno que vaya más allá de su Partido de los Trabajadores. Desea incluir a centristas e incluso a algunas personas de tendencia derechista que votaron por él por primera ocasión, y hacer que el país vuelva a gozar de la prosperidad que tenía en el pasado. Sin embargo, enfrenta dificultades para lograrlo en una sociedad muy polarizada en la que el crecimiento económico se está desacelerando y la inflación crece desesperadamente.
Estas fueron las elecciones más reñidas del país desde que regresaron a la democracia en 1985, y representan la primera vez que el presidente en funciones no logra reelegirse. El margen de diferencia entre los candidatos fue solamente de un poco más de 2 millones de votos; anteriormente la contienda más reñida había sido la de 2014, la cual se dedicó por una diferencia de aproximadamente 3,5 millones de sufragios.
Los cómicios altamente polarizados en la mayor economía de Latinoamérica extendieron una ola de recientes victorias izquierdistas en la región, la cual incluye a Chile, Colombia y Argentina.
La ceremonia de inauguración de la presidencia de Lula se llevará a cabo el 1 de enero. Ya fue presidente de Brasil de 2003 a 2010.
Thomas Traumann, analista político independiente, comparó los resultados con el triunfo del presidente estadounidense Joe Biden en 2020, haciendo notar que Lula hereda una nación extremadamente dividida.