Por: Dr. Hadzhi Abdulla, periodista, historiador e investigador
La historia de Shusha, la cuna de la música y la cultura de Azerbaiyán se refleja en muchas fuentes locales y extranjeras, así como en los estudios científicos y académicos. Pero sabemos que su historia e identidad es desconocida en gran parte del mundo no occidental.
Sin embargo, existen muchos datos para compartir sobre Shusha, y una parte de la historia se puede seguir a través de sus monumentos religiosos y templos; a través de construcciones que datan de tiempos muy distantes pero que son un vivo legado de la identidad azerbaiyana.
Y en este artículo la idea es repasar algo de lo más importante en cuanto a las construcciones y edificaciones, porque uno puede aprender de la historia y la cultura de un pueblo a través de su herencia en la arquitectura.
Si comenzamos con los monumentos más antiguos, tenemos que citar dos mezquitas con minaretes dobles; la Mezquita Yukhari Govhar Agha (Mezquita Govhar Agha Superior) y la Mezquita Ashaghi Govhar Agha (Mezquita Govhar Agha Inferior). Ambas están incluidas en la lista de joyas arquitectónicas y son reconocidas entre los monumentos y edificios emblemáticos, no solo de Karabaj sino también del Oriente musulmán en general. Primero debemos recordar el hecho histórico que da origen a la ciudad de Shusha, que fue fundada en el siglo XVIII, en 1752, por el kan de Karabaj Panahali kan, que prestó especial atención a la construcción de mezquitas.
Otro punto que debemos conocer y recordar en relación con la historia de estas dos antiguas mezquitas de Shusha es a quién pertenece el nombre Govhar agha, la relación que ya está inmortalizada con esta figura.
Acerca de Govhar agha:
− el nombre real es Govharnisa bayim;
− la hija de Ibrahimkhalil kan Javanshir, era el tercer kan de Karabaj;
− nació en el año 1790 en Shusha;
− desde muy joven se distinguió por la belleza y la mente;
– a los 16 años, se casó con el famoso kan de Shaki Jafargulu kan Khoyski, quien por su coraje y valentía fue apodado Batmangylynj (Espada poderosa);
− después de la muerte de su esposo, en 1814 se mudó nuevamente de Sheki a Shusha;
− dedicó el resto de su vida a la adoración, la enseñanza y la caridad;
− con sus obras educativas y caritativas, ganó un gran respeto y veneración no solo en Shusha, sino también en toda la región de Karabaj.
Junto con las actividades educativas y caritativas, Govharnisa bayim prestó especial atención a los templos religiosos de Shusha. En el sitio de dos pequeñas mezquitas que quedaban de su abuelo y su padre, construyó mezquitas con dos altos minaretes gemelos que tenían salas separadas para hombres y mujeres. Estas mezquitas, construidas con materiales de construcción naturales, con altares, sótanos y minaretes especialmente decorados con el antiguo adorno de Karabaj “guldasta” (“ramo”), tienen un significado especial en la historia de la arquitectura de Shusha y Karabaj en general.
A medida que la ciudad fue creciendo y población fue aumentando, se construyeron muchas otras mezquitas construidas en cada uno de los 17 barrios de Shusha – la Mezquita Julfalar, la Mezquita Haji Yusifli, la Mezquita Kocharli, la Mezquita Mamay, la Mezquita Mardinli, la Mezquita Guyulug, la Mezquita Saatly, la Mezquita Seyidli, la Mezquita Chol Gala, la Mezquita Khoja Marjanly, la Mezquita Taza Mahalla.
Los techos y las paredes, las columnas y los minaretes de estas mezquitas fueron en su mayoría diseñadas por el famoso arquitecto Kerbalai Safikhan Karabaji y están decoradas por el reconocido artista Kerbalai Safarali.
En la ciudad de Shusha, ya en 1752, existían madrasas en las que se enseñaba, principalmente a los adolescentes, los conceptos básicos del Islam, el idioma árabe, la interpretación del Corán y el canto perfecto de Azan (Adhan).
Existían varios lugares sagrados de la ciudad de Shusha, como la Cueva de Hazrat Ali; el Santuario de curación de Hazrat Abbas; los santuarios de Saggakhan y Pirgah; la tumba de Seyid Mirfasih; el Santuario de Mir Mehdi agha y el Santuario de Gasym agha. Todas estas edificaciones se convirtieron en sitios sagrados para la adoración de musulmanes de diferentes regiones de Azerbaiyán.
A lo largo de la historia, junto con los templos musulmanes de Shusha, los antiguos templos albaneses han sido tratados con respeto y reverencia. El estado azerbaiyano siempre ha conservado templos albaneses-cristianos tan famosos como la iglesia Gazanchy, la iglesia Verde y la iglesia Gala.
También se encuentran datos interesantes en las memorias y las historias escritas sobre las figuras religiosas de los sayyides y los mulás de Shusha. De particular interés es el famoso diálogo que tuvo lugar en 1918 entre Nuru Pasha, el general turco, comandante del ejército islámico del Cáucaso y el mulá de una de las mezquitas de la ciudad.
La historia cuenta que mientras estaba en Shusha, Nuru Pasha escuchó el sonido apaciguador de azan desde la distancia, entró en la mezquita y, después de familiarizarse con el mulá de la mezquita, le dio un puñado de monedas de oro y le dijo: “si aceptas venir conmigo a Estambul, te pagaré el doble de monedas de oro al mes. Representantes de muchas nacionalidades viven en Estambul, quien escuche este azan que recitas se convertirá en musulmán”.
Pero ante esta propuesta de Nuru Pasha, el mulá respondió: “muchas gracias, Pasha. Con mucho gusto aceptaría su oferta, pero me temo que le decepcionaré”.
Cuando Nuru Pasha le pregunta al mulá sobre la razón de tal “decepción”, él contestó: “es que Shusha me da esta voz… Es su aire, agua, tierra lo que me hace cantar así, lo que me inspira. No creo que mi voz permanezca tal como está si dejo esta tierra”.
Pero todas estas bellezas y la herencia cultural de siglos fue víctima de la política agresiva de Armenia, que envolvió al mundo como una telaraña a través de su propaganda y con su codicia por conquistar nuevas tierras, dejó en la historia de Shusha un trágico capítulo con asesinatos sangrientos, expulsiones masivas y genocidio.
Hacia finales de los 80, los eventos en el espacio de la antigua URSS son por todos conocidos, se vivían momentos convulsión y un ambiente de declive. En este período fatídico, Azerbaiyán, como otras naciones, se retiró de la Unión Soviética y declaró su independencia. Pero aún cuando no se ha formado como un estado independiente, a finales del siglo XIX, los grupos armados de nacionalistas armenios invadieron las tierras de Azerbaiyán, aprovecharon estos tiempos de confusión e incertidumbre social y política para lograr la implementación de su estrategia de conquista; bajo el patrocinio, primero de la Rusia zarista y luego de la Rusia Soviética.
A través de la táctica de falsificación de la historia y un programa de “armenización”; se llevaron a cabo las brutales agresiones, inhumanos actos de vandalismo y destrucción. Y hoy, a la luz de las evidencias, toda esa destrucción está documentada, clasificada y ha llegado a ser conocida en toda la comunidad internacional.
Pero en aquellos tiempos tan dolorosos, los habitantes nativos de la legendaria ciudad de Shusha fueron expulsados; los antiguos monumentos y templos fueron destruidos: toda la ciudad en sus alrededores fue llevada a la ruina total. Es triste, pero es la película completa de los eventos a lo largo del tiempo en esta ciudad.
Pasaron los años, y con paciencia, el pueblo de Azerbaiyán mantuvo siempre su reclamo de justicia. No sin vivir casi tres décadas con un agudo dolor por la ocupación ilegal y el daño causado; pero siempre se mantuvo la esperanza de que Susha pudiera volver a sus auténticos dueños. Así es que el 8 de noviembre de 2020, después de exactamente 28 años, Shusha fue liberada. Nunca el pueblo azerbaiyano dejó de exponer al mundo la verdad de los acontecimientos, pese a la gran impotencia y el sentimiento de profunda angustia que significó la ocupación ilegal, la limpieza étnica y la destrucción en Karabaj.
Azerbaiyán escribió su propio destino. Y en el año 2020 Shusha, el corazón de Karabaj; la cuna del mugham y gazales, fue liberada junto a Jabrayil, Fuzuli, Zangilan, Gubadli, Aghdam, Kalbajar, Lachin.
Por estos días la ciudad de Shusha sigue un proceso de reconstrucción. Esta antigua ciudad con un rico legado cultural está volviendo a recuperar su brillo y a florecer como un lugar que siempre ha albergado a artistas, poetas, músicos y personalidades de la cultura en sus diferentes expresiones.
De Shusha, podemos contar mucho de la historia, pero también de lo que está pasando hoy donde ya se han celebrado festivales y encuentros culturales internacionales. Así podemos concluir; cuando se trata de cultura, a lo largo de cientos de años, Shusha siempre tiene mucho para dar y para compartir con todo el mundo.