El Plan Centro es uno de los proyectos iconos elaborados por la Alcaldia de Santiago como parte fundamental de su Plan Integral de Movilidad, y su principal objetivo actuar como “un mapa de ruta para la construcción de la ciudad que queremos, con espacios públicos amigables y seguros para todos”. Si bien esta declaración pareciera representar el anhelo de todos quienes compartimos esta comuna, lamentablemente no pasa de ser un slogan de campaña por una simple razón: los vecinos de la comuna no han sido consultados.
Este Plan apunta, supuestamente, a mejorar las condiciones de movilidad de sus habitantes, particularmente por el casco histórico o también llamado triángulo central, favoreciendo aquellas modalidades de transporte que en teoría debieran ser más sustentables en el tiempo, como la caminata, la bicicleta y el transporte público. Como contrapartida, se pretende reducir el acceso al automóvil y transporte privado en general.
Al respecto, es importante prever algunos puntos que pueden afectar negativamente esta voluntariosa iniciativa (no olvidar el dicho que “el camino al infierno está pavimentado de buenas intenciones”).
En primer lugar, la comuna de Santiago concentra una gran cantidad de residentes (cerca de 310 mil habitantes), y una población flotante que se multiplica por seis durante el día. Muchos de estos residentes ya han pagado por estacionamientos (en sus hogares dentro de la comuna o en sus oficinas de trabajo), por lo que si bien es razonable tender a reducir el flujo vehicular en algunas de sus calles, no será posible en la mayoría de sus casos eliminarlo. Muchas arterias principales del centro, tales como Compañía, Bandera, Santo Domingo, San Antonio, Amunátegui, Mac Iver y San Martín, quedaran restringidas para transporte público. ¿Qué harán aquellos vecinos que viven o trabajan en dichos lugares, que ya disponen de estacionamientos que ya pagaron con su esfuerzo, y que repentinamente se los expropian? Es fundamentar flexibilizar la normativa para hacerse cargo de esta importante realidad.
A modo de ejemplo, asignar sólo una pista en el eje Merced, y además exclusiva para los buses, representa un importante riesgo para el desplazamiento no sólo de los usuarios de los buses, sino también de los habitantes de los inmuebles aledaños y también de las calles colindantes. ¿Qué pasará cuando quede en panne un bus del transantiago? Recordar que hoy en día cerca de un 15% de los buses que circulan diariamente en la capital presenta fallas técnicas y queda en panne en la calle o debe retornar al terminal de buses. Es decir, los actuales buses del Transantiago no dan las garantías mínimas para que importantes calles operen sólo con una pista exclusiva para buses.
Lo mismo pasa con el transporte de carga y la logística que se requiere para abastecer a los miles de locales comerciales y de servicios al interior de la comuna. ¿Han pensado los impulsores del Plan Centro en las decenas de miles de vehículos que diariamente abastecen la comuna, y que requieren de las calles para ello?
Por otra parte, se pretende continuar con la implementación de ciclovias. ¿Existe alguna evaluación seria de sus reales beneficios? ¿O simplemente se inauguran ciclovías porque está de moda y es rápido y barato hacerlo? ¿Le han preguntado a los vecinos de las ciclovías cuál es su impresión al respecto? ¿O sólo le preguntan a los furiosos ciclistas al respecto?
También se contempla el ensanche de veredas para hacerlas “amigable al peatón” lo que conlleva obviamente el angostamiento de las vías de circulación, que en algunos casos podría justificarse. Sin embargo, también será un lugar propicio para atraer aún más comercio ambulante. Si el comercio ambulante es en la actualidad un grave problema de la comuna de Santiago, me temo que ensanchando veredas será aún más grave. Y en lugar de que los principales beneficiarios sean los peatones, objetivo que todos compartimos, es altamente probable que el beneficio recaiga casi en su totalidad en individuos que ejercen comercio fuera de la ley y que además representan una competencia desleal con aquellos comerciantes que pagan honestamente sus impuestos.
Todas las propuestas que se están considerando para el Plan Centro parecieran que van por la línea correcta para la “construcción de la ciudad que queremos”, pero el hacer ciudad lleva involucrado no sólo la movilidad de un grupo de personas, sino que también la ponderación de muchos otros elementos que, lamentablemente, la Alcaldía no ha considerado.
Pensar el Casco Histórico es gran un tema y anhelo de los cientos de miles de chilenos que viven y visitan diariamente la Comuna de Santiago, pero también acompañado de muchas complejidades que no se han previsto adecuadamente. Si realmente queremos llegar a esa “ciudad que queremos”, es mejor ir paulatinamente efectuando los cambios y viendo como éstos se van ajustando a la ciudad, y no al revés, como ha ocurrido hasta ahora.