sábado, noviembre 23, 2024

Rusia acusa que respuesta de EE.UU. y la OTAN no aborda sus principales exigencias de seguridad

Aumenta la tensión cuando ninguna de las partes se muestra dispuesta a retroceder en su presencia armada y ejercicios militares en Europa del Este.

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Moscú se mostró insatisfecho con la respuesta de Occidente a sus exigencias sobre seguridad, aunque dejó la puerta abierta para avanzar en un eventual desescalamiento de la crisis en Europa Oriental.

El canciller ruso Serguéi Lavrov afirmó que la contestación por escrito de Estados Unidos y la Alianza del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) no abordó las principales demandas del Kremlin para acabar con la tensión armada en las fronteras de Ucrania.

El máximo representante de la diplomacia rusa señaló que la respuesta de su contraparte da esperanzas para iniciar un “diálogo serio”, pero sobre asuntos secundarios y no sobre temas fundamentales.

El presidente Vladimir Putin decidirá los próximos pasos de Rusia, agregó Lavrov.

La réplica del Kremlin hace naufragar las esperanzas de una pronta solución negociada al conflicto y luego de las expectativas por la respuesta escrita que finalmente Washington y la Alianza militar entregaron el miércoles 26 de enero.

Las exigencias de Rusia

Se trata de la respuesta a la lista de demandas que Moscú entregó a Washington y la OTAN el pasado 17 de diciembre.

Entre los requerimientos se destacan: la prohibición de que Ucrania ingrese a la OTAN; el fin de la actividad de la alianza militar en Europa del Este, incluido el territorio ucraniano, el Cáucaso y Asia Central, y el compromiso de que ni Washington ni Moscú desplieguen misiles de corto o medio alcance fuera de sus territorios.

En el fondo, el Gobierno ruso reclama que Occidente repliegue sus militares y armas al lugar donde estaban estacionados en 1997, en los países que no eran miembros de la OTAN en ese momento. Entre ellos Bulgaria y Rumania.

Asimismo, el Kremlin ve como una línea roja la eventual unión de su vecina Ucrania a la OTAN porque por su ubicación a las puertas de Rusia se le considera una amenaza para la seguridad que no está dispuesta a permitir.

Sin embargo, desde Occidente ven la anexión en 2014 de la entonces península ucraniana de Crimea por parte de Rusia, su respaldo a los separatistas de Donbass y el aumento exponencial de tropas a lo largo de la frontera de Ucrania durante el último año como acciones excesivas.

La Unión Europea y Estados Unidos califican los movimientos de Rusia como una clara intención de invadir a Ucrania. El Kremlin rechaza esas acusaciones y responsabiliza en cambio a su contraparte de socavar la protección de la región.

Para un eventual acuerdo, Occidente le exige al Kremlin pruebas de que no atacará Ucrania. La Administración de Joe Biden advierte sobre drásticas sanciones personales a Putin y otros altos mandos si su Gobierno ordena agredir al territorio ucraniano. Pero ninguna de las partes parece estar dispuesta a ceder en el terreno, mientras la tensión aumenta.

¿Qué hará la OTAN si se inicia la invasión?

Pese al cruce de amenazas, una respuesta directa de la alianza militar no es obligatoria y no hay consenso al respecto.

Aunque Kiev es un socio cercano y se le prometió una eventual membresía en la una cumbre de la organización en 2008, no forma parte de la OTAN, por lo que la alianza transatlántica no está obligada a defenderla.

El presidente de EE. UU., Joe Biden, cuyo país lidera la OTAN, ya ha señalado que no enviaría tropas estadounidenses o aliadas para luchar contra Rusia en Ucrania.

¿Armaría entonces Occidente a los militares ucranianos? Por el momento, la Organización del Tratado del Atlántico Norte, de 30 países miembros incluidos varios de la Unión Europea, Reino Unido y Estados Unidos, está trabajando con Kiev para modernizar sus fuerzas armadas.

Canadá opera un programa de entrenamiento en suelo ucraniano, al tiempo que Dinamarca intensifica los esfuerzos para que las fuerzas de seguridad de la exrepública soviética alcancen los estándares de la OTAN.

Washington, Londres y los estados bálticos están enviando armas a Ucrania, incluidos misiles antitanques, armas pequeñas y barcos. Por su parte, Turquía ha vendido drones a la Administración de Volodímir Zelenski que su Ejército ha utilizado en el este del país contra los separatistas respaldados por Rusia.

Sin embargo, Alemania ya ha dejado claro que está en contra de enviar armas a Ucrania. En cambio, Berlín ha prometido un hospital de campaña completo, por alrededor de 6 millones de dólares, y la capacitación necesaria para que los soldados ucranianos lo operen. Además, anunció el envío de 5 mil cascos para las tropas ucranianas.

La alianza también ha señalado que ayudará a Ucrania a defenderse de los ataques cibernéticos presuntamente a manos de Moscú, por lo que está proporcionando seguridad y equipos de comunicaciones para mandos militares.

Sin embargo, la OTAN se prepara. El Departamento de Defensa de Estados Unidos ha puesto en alerta máxima a unos 8.500 soldados estadounidenses. Dinamarca enviará una fragata al Mar Báltico y cuatro aviones de combate F-16 a Lituania. España ha enviado un buque dragaminas y una fragata para sumarse a las fuerzas navales de la organización en el Mediterráneo y el Mar Negro.

Madrid también está considerando enviar aviones de combate a Bulgaria, mientras que Holanda también ha ofrecido dos aviones de combate F-35 a Bulgaria a partir de abril. Y Francia puede enviar tropas a Rumanía.

La OTAN cuenta con cuatro grupos de batalla multinacionales con unos 4.000 soldados, dirigidos por Canadá, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos en Letonia, Lituania, Estonia y Polonia.

Esas tropas sirven como «cable trampa» para que la fuerza de respuesta de 40.000 efectivos más de la OTAN entre rápidamente y traiga más tropas y armas estadounidenses desde el otro lado del Atlántico.

Fuentes citadas por Reuters señalan que es posible que las decisiones más importantes no lleguen hasta junio, cuando los líderes de la OTAN se reúnan para una cumbre en Madrid. Entonces, se espera que acuerden un nuevo plan maestro, llamado Concepto Estratégico, en parte para consolidar el enfoque de la OTAN en disuadir a Rusia.

Las amenazas podrían dilatarse. Un enfrentamiento armado traería graves consecuencias para todas las partes, por lo que pese a las diferencias aún dan espacio a la vía diplomática.

La OTAN, que es tanto una organización política como militar, ha ofrecido más conversaciones con Moscú en el formato del Consejo OTAN-Rusia en Bruselas para encontrar una solución.

El portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., Ned Price, advirtió en las últimas horas que EE.UU. trabajaría con Alemania para garantizar que el gasoducto Nord Stream 2 no comience a operar si Rusia invade Ucrania, según confirmó la ministra de Relaciones Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock.

Es un movimiento que traería grandes perjuicios económicos a Moscú y que pone en riesgo el suministro de gas en Europa, actualmente transportado desde suelo ruso, pasando por Ucrania.

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