El ministro de Defensa de Argentina, Jorge Taiana, aseguró que para el despliegue de las políticas del sector «sigue siendo necesaria» la integración regional, y como ejemplo mencionó «las tratativas» con Brasil para incorporar el vehículo Guaraní a la flota de blindados del Ejército, mientras que en la órbita de la Armada confirmó que para su país «es una prioridad» recuperar la capacidad submarina perdida en noviembre de 2017, con el trágico hundimiento del ARA San Juan, afirmando también que están estudiando varias ofertas para adquirir aviones de combate para la Fuerza Aérea, pese a los intentos de bloqueo por parte de Reino Unido.
Eel secretario de Estado trasandino -en el cargo desde agosto pasado- destacó también la puesta en marcha del proyecto para reactivar la base Petrel en la Antártida, lo que profundizará la presencia argentina en el continente blanco, y adelantó que las Fuerzas Armadas seguirán con las tareas subsidiarias de apoyo a la población civil que desarrollan desde el inicio de la pandemia.
Fue así que, en entrevista con la Agencia Télam, efectuó un balance de la política de Defensa de la gestión del Frente de Todos a partir de diciembre de 2019, «partiendo de la base que han sido años muy particulares signados por la pandemia y en el contexto de una situación económica muy difícil», aclaró.
–¿Cuáles son los aspectos más destacados de la política de defensa que implementa el Gobierno nacional?
En primer lugar, tenemos que destacar la aprobación de una nueva directiva de Política de Defensa Nacional firmada por el presidente Alberto Fernández y que establece los lineamientos estratégicos definidos por el Estado Mayor Conjunto, el Ministerio (de Defensa) y las tres Fuerzas Armadas(Ejército, Armada y Fuerza Aérea). Argentina debe tener una política defensiva. No atacará a nadie, pero va a defenderse si es agredida. Para eso debemos contar con capacidad de reacción y disuasión. Nadie tiene que tener ganas de atacarnos porque estaremos en condiciones de dar una respuesta efectiva. Lo segundo, otro paso importante que dimos en estos años fue la aprobación definitiva del Fondo para la Defensa (Fondef), que garantiza un porcentaje de partidas de fondos asignados de forma creciente para financiar la compra, reparación y modernización de material con toda la transferencia de tecnología que sea posible. Se termina de esta forma con un período muy complejo, en el cual las FFAA contaron con una capacidad presupuestaria limitada y sufrieron un desgaste severo. En ese sentido, se puede decir que el Fondef es una luz en el túnel. Una decisión que da un valor orientador para el desarrollo profesional del personal militar. El tercer aspecto es la adecuación de los ingresos del personal de las fuerzas con el «blanqueo» de sus haberes. Pasar los adicionales al salario generó un efecto inmediato en la situación de los retirados y, por ende, en lo que esperan cobrar los que están en servicio activo. Eso crea un mejor horizonte para retener a efectivos, que muchas veces se veían tentados a buscar un mejor horizonte en la actividad privada. Todo esto nos permite desarrollar planes estructurales y articular políticas de producción para la Defensa en las instalaciones de empresas como Fadea (Fábrica Argentina de Aviones), Tandanor, los astilleros de Río Santiago o Fabricaciones Militares, en articulación con un sector pequeño y mediano de empresas del sector privado.
–¿Esas serían las bases para revertir la tendencia a la desinversión que hubo durante años en las Fuerzas Armadas?
Entiendo que sí. Son lineamientos que apuntan hacia el desarrollo de una política que en algunos aspectos puede considerarse como de Estado para el sector. La ejecución del Fondef va a sumar voluntades en ese sentido.
–¿La negociación con el FMI puede poner en riesgo la política de financiamiento de la defensa?
El tema es que necesitamos un presupuesto con cierto vigor para poder cumplir los objetivos que tenemos trazados. Los fondos de Defensa y el Fondef están garantizados. Hay un compromiso claro del Gobierno de no firmar un acuerdo que sea muy restrictivo del desarrollo. Algunos desarrollos e inversiones en Defensa requieren de acuerdos macroeconómicos importantes. El acceso al crédito de Estado a Estado es necesario para desarrollar ciertas capacidades que no pueden alcanzarse solo con la aplicación del Fondef, como por ejemplo la adquisición de una línea de submarinos. Y ese es un objetivo. Argentina tiene que recuperar su capacidad en ese sentido. Eso no se hace de un día para el otro.
¿Recuperar esa capacidad después del hundimiento del ARA San Juan es una prioridad?
Sí. Es una prioridad política y necesitamos recuperar la capacidad submarina en función de la extensión de nuestros mares y nuestra zona económica exclusiva. Necesitamos tener vigilancia de nuestras aguas. Y al respecto, avanzamos al adquirir buques OPV.
¿Qué acciones se están llevando a cabo para el equipamiento de la Fuerza Aérea?
Estamos haciendo muchas cosas. Recuperamos aviones Hércules y estamos produciendo en Fadea los Pampa a un buen ritmo, y hay planes para dotar a varios Pucarás con radares diseñados por la empresa Invap. Y sabemos, de todos modos, que tenemos la necesidad de adquirir aviones supersónicos de combate.
¿Cómo se hace para sortear la política activa que tiene Gran Bretaña de intervenir para bloquear la compra de aviones de combate por parte de Argentina?
Es verdad, Gran Bretaña actúa de esa forma y lo hizo al impedir que compráramos aviones producidos por Corea del Sur. Sin embargo, mantenemos tratativas con varios países para contar con aviones supersónicos de combate. Tuvimos ofertas de F-16 de Estados Unidos y Mig-35 por parte de Rusia. También recibimos ofertas de Italia, India y China. Estamos estudiando y haciendo un análisis bastante serio, viendo ventajas y tabulando beneficios.
¿Qué se puede lograr en ese sentido desde ahora hasta el 2023?
Se puede avanzar mucho. Es claro que los submarinos no pueden comprarse como si fuéramos al supermercado. A menos que se consiga uno, la terminación de este tipo de naves es un proceso que lleva años. Confío que en los próximos años podamos avanzar. Son decisiones que tienen un componente técnico y político.
En materia antártica, ¿se sigue adelante con la recuperación de la base Petrel?
Es parte de una estrategia bicontinental para afianzarnos en el Atlántico Sur. Vamos a recuperarla. Está a nivel del mar y tiene un buen acceso. Desarrollaremos Petrel y también un polo logístico en Ushuaia. Lo vamos a llevar a cabo con recursos propios para fortalecer nuestra actividad en la Antártida.
Hace una década y en el contexto de la Unasur se esbozaba una política regional de Defensa. ¿Todo eso quedó desactivado?
Venimos de un proceso de desintegración regional que pareciera comenzar a revertirse. Aunque la Unasur esté desmantelada, hay temas en los cuales la integración sigue siendo necesaria. Por ejemplo, en materia de blindados en el Ejército. Estamos en un proceso de actualización que había sido suspendido durante el gobierno de Mauricio Macri y estamos en tratativas con Brasil para incorporar un vehículo como el Guaraní que tiene un motor que puede producirse en las instalaciones que la empresa Iveco tiene en Córdoba y eso permitiría avanzar en un proceso de integración. Creo que más temprano que tarde, la cooperación entre los países de la región se va a imponer como una necesidad.
En la actualidad, casi todos los efectivos que forman parte de las FFAA se formaron en democracia. ¿Estamos ante el cierre definitivo de una etapa en la historia reciente del país y de las FFAA?
Hay una nueva generación de militares que juraron defender la Constitución y se aprestan a enfrentar los desafíos tecnológicos. Estamos frente al proceso de incorporación definitiva de las mujeres a las Fuerzas Armadas. Es algo irreversible más allá de los obstáculos culturales que puedan darse.
Son las tradiciones que debemos cambiar y es un proceso que lleva tiempo, pero estamos avanzando. Hay una conciencia creciente de aceptación en los mandos de las Fuerzas Armadas con respecto a la incorporación de las mujeres.