Las Naciones Unidas han puesto como prioridad el acceso a la salud ocular para todos, asociado a que en el mundo hay una brecha en el acceso universal a la prevención y tratamiento de patologías que producen ceguera o discapacidad visual. En el marco del mes en que se conmemora el Día Mundial de la Visión, es necesario realizar una revisión del panorama actual de la discapacidad visual.
“Ir quedando ciego poco a poco, por enfermedades que tienen tratamiento, es como ir muriendo en vida. Todos los sueños que tenemos los seres humanos son en imágenes y cuando se van apagando nuestras imágenes, se van apagando nuestros sueños”, dice Gustavo Serrano, presidente de Fundación Lucha Contra La Retinitis Pigmentosa, Fundalurp, entidad que nació para ayudar a personas afectadas por retinitis pigmentosa, pero que hoy en día apoya todo tipo de discapacidad visual, total o parcial, adquirida o congénita, con un extenso programa de rehabilitación y acompañamiento.
“Hoy somos 100 mil personas ciegas en Chile y 450 mil personas con baja visión. Pero estamos invisibilizados en esta sociedad. Nuestro sueño y desafío es lograr el acceso a los diversos tratamientos y también mejorar la prevención de la ceguera. El 85% de las personas ciegas, antes sí veían, y perdieron la vista por enfermedades que tenían un tratamiento”, expone Gustavo Serrano.
En efecto, hay patologías que pueden causar pérdida de visión irreversible y que pueden prevenirse si se detectan precozmente, como el glaucoma y la retinopatía diabética, a través de un examen médico oftalmológico considerando que no afecta la visión hasta etapas muy tardías. “Con una evaluación temprana, se puede diagnosticar estas graves enfermedades y realizar un manejo oportuno y evitar que la enfermedad progrese a una ceguera. Cuando existe una perdida visual es una etapa tardía, ya es una etapa irreversible”, explica el oftalmólogo Fernando Barría Von Bischhoffshausen, presidente de la Sociedad Chilena de Oftalmología (SOCHIOF).
En este sentido, la prevención y detección temprana son necesidades urgentes, como lo ha planteado recientemente la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que en julio de este año aprobó la resolución Visión para todos: acelerar la acción para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible. El texto no solo reconoce el impacto de los problemas oculares en la salud y la vida de los afectados -desde el aprendizaje hasta la obtención de ingresos-, sino que también exhorta a los Estados miembros de la ONU a garantizar el acceso de sus poblaciones a los servicios oftalmológicos y a movilizar los recursos y el apoyo necesarios para ello, como uno de los principios para un desarrollo sustentable y de superación de la pobreza. Chile fue parte de los países que firmaron esta resolución.
“Para estar a la altura de lo que nos pide la ONU, es fundamental lograr acceso y cobertura universal en la población del país, en cuanto a los exámenes que permiten detectar y tratar en forma precoz las patologías que causan ceguera, como catarata, glaucoma, diabetes o degeneración macular. Pero también necesitamos lograr cobertura de la rehabilitación visual o de servicios de baja visión de aquellos pacientes con discapacidad visual”, apunta el oftalmólogo Gonzalo Vargas, director del Departamento Salud Visual de la SOCHIOF, mientras que el doctor Barría añade que es de suma importancia relevar estos temas. “El Día Internacional de la Visión (14 de octubre) nos permite generar conciencia en la población de que muchas de las causas que generan una discapacidad visual, tienen manejo o tratamiento si son detectadas a tiempo”, comenta.
“El acceso a tratamiento debe ser tomado como un derecho de toda persona con algún grado de baja visión o ceguera. Pero hoy este acceso está limitado por una cuestión económica. Hemos visto casos de personas que han quedado ciegas por una catarata y hemos logrado que sean tratados y operados y, con ello, han vuelto a ver y a vivir”, añade Gustavo Serrano, de Fundalurp.
El caso de la diabetes
De los 420 millones de diabéticos que existen en el mundo, 2 millones viven en Chile, teniendo nuestro país una de las tasas de prevalencia más altas de Latinoamérica, de más del 12%. Uno de los principales daños que causa esta enfermedad -caracterizada porque el paciente tiene niveles de azúcar en su sangre más altos de lo normal- es sobre la retina, lo que implica que la patología podría provocar ceguera, por lo que el acceso a exámenes de medicina preventiva como el fondo de ojo y a tratamientos que apuntan a la prevención de la ceguera son fundamentales. “En Chile, 3 mil personas al año pierden severamente su visión por culpa de la diabetes. Eso es grave y muy serio, porque sabemos que es una complicación que sí puede evitarse logrando que los pacientes diabéticos mantengan su enfermedad controlada”, señala la diabetóloga Carmen Lía Solís, directora médica de la Asociación de Diabéticos de Chile (ADICH). Como explica la doctora, hoy en día la diabetes está cubierta por el AUGE, pero las garantías y beneficios que existen no incluyen los medicamentos de última generación, como los glucosúricos, que protegen al riñón, evitan la diálisis y mantienen a raya la enfermedad. “Sabemos que si el diabético está bien controlado con estos medicamentos, con un estilo de vida saludable y con sus controles al día, el riesgo de llegar a una ceguera o a una pérdida de visión es tremendamente menor”, apunta.