Sin duda que la polémica figura de Donald Trump, dejó una profunda huella en la Diplomacia a nivel mundial. Muchos gobernantes y políticos recibían los mensajes directamente por Twitter y no por los canales diplomáticos habituales. Para un personaje mediático, acostumbrado a los “reality shows” esta forma de gobernar era muy práctica ya que generaba una sintonía muy fina entre sus votantes y su liderazgo. Una estrategia increíble, que digámoslo francamente, fue un éxito. Y soy de los que opina de que, si no hubiese habido una pandemia, probablemente Trump hubiese sido reelegido con una amplia mayoría.

Esta forma de comunicarse y entregar mensajes llegó para quedarse. Ya las antiguas notas diplomáticas, basadas en cánones rígidos y mensajes que unos pocos ungidos podían entender, pasó a la historia. Si bien Trump fue el que lo inició, y al final de su mandato vimos un lamentable “show” en que se dedicaba a ladrar como perro rabioso, Twitter llegó para quedarse.

En este mes en que asumió Joe Biden, el volvió a usar Twitter como su medio de comunicación favorito. Evidentemente de una forma diferente, y con una visión más de “Estado” que de individuo todopoderoso.

La trama comienza el 28 de diciembre, en donde la cuenta de Twitter de la Comandancia del Océano Atlántico de la Guardia Costera Norteamericana informa que el nuevo “Cutter” USCGS “Stone” (4.500 t, más grande que cualquier fragata sudamericana) iba a realizar entrenamiento en el Atlántico Sur, y visitar a sus aliados de Guyana, Brasil, Uruguay y Argentina, para controlar la pesca y actividades ilegales.

Los que leen “entrelíneas” sabrán que ese mensaje tenía una carga simbólica muy fuerte para Argentina, debido a que era la misma razón esgrimida por el USS Lexington en 1832 para bombardear la pobre colonia argentina en las Islas Malvinas y decláralas “Terra Nullis”, hecho que desencadenó que el Reino Unido volviera a las Islas en 1833, manteniéndolas hasta el día de hoy.

Por eso era evidente que Argentina fiel a su “añeja retórica nacionalista” rechazara el ejercicio conjunto con el USCGS “Stone”, emitiendo la Cancillería trasandina un comunicado el 23 de Enero, pero se mantenía una visita protocolar al puerto de Mar del Plata.

Los hechos comenzaron con la visita del Presidente de Argentina, Alberto Fernández, a Chile el 26 y 27 de Enero, en que de forma insólita la Cancillería Chilena comete el error grave de dar explícitamente el apoyo a Argentina en la “Cuestión Malvinas”.

Argentina empoderada con este apoyo optó también por rechazar la visita protocolar del USCGS “Stone” a principios de Febrero.

Después de la visita del Presidente argentino, hubo varios que comenzamos un debate (¿tal vez ahora sea muy justificado?) acerca de si había sido conveniente dar ese apoyo explícito, sobre todo cuando Chile mantiene un conflicto de límite reciente en el Mar Austral.

El insólito comunicado del “Foro Permanente de Política Exterior de Chileen que indicaba que ese debate era una simple “añeja retórica nacionalista” se sumó la opinión de un ex Embajador y Académico que decía que la polémica era un “simple exabrupto de la derecha”, demostrando una profunda ignorancia y flojera intelectual de lo que estaba en juego y la actitud histórica del Presidente Joe Biden con respecto al Conflicto de las Falklands/Malvinas.

Chile tuvo una posibilidad de demostrar liderazgo regional y canalizar el conflicto entre Argentina y Estados Unidos, pero optó por ser como país parte del problema y no de la solución. Esto lamentablemente demuestra que tenemos una Cancillería que es un lujo firmando acuerdos comerciales, pero que está muy al debe en elaborar una estrategia – país para anticiparse a conflictos.

La “Diplomacia del Twitter” norteamericana no iba a dejar pasar esta oportunidad para mandar mensajes para volver a alinear a Chile y las erradas lecturas que estaba haciendo la Cancillería y el “Foro Permanente de Política Exterior”.

El primer aviso vino en un comunicado de la Agencia de Cooperación de Seguridad, en donde informaba que se había autorizado la venta a Chile de los misiles SM-2 Block IIIA. Evidentemente después vendrían todos los análisis, pero en “texto claro” era que es un arma estratégica y que solamente se vende a los estrechos aliados de los Estados Unidos. Esto comenzó el 5 de Febrero.

Pero aún faltaba un mensaje fuerte y claro.

Esta vez el mensaje tenía que ser inequívoco, y el receptor entender claramente que estaba jugando con fuego. Y eso se concretó el 10 de Febrero, cuando desde la cuenta de Twitter del Comandante de la Fuerza de Submarinos Norteamericanos del Atlántico informaba: “Un avión del Reino Unido del Territorio Británico Independiente de Ultramar (BIOT) Islas Falklands colaboró recientemente con el USS Greeneville (SSN 772) en el océano abierto del Atlántico Sur, demostrando el alcance global de las fuerzas de ambas naciones.”

Ni siquiera los británicos denominan a sus territorios de ultramar como territorio “independiente”, sino usan la sigla BOT (Britsh Overseas Territories), pero acá se quería dar un mensaje fuerte, potente y claro.

Además del hecho que haya sido un submarino nuclear, fuera de la “zona de exclusión” trae a la memoria muy fresca el hundimiento del Crucero Belgrano en la Guerra de 1982, hecho que cambió dramáticamente la situación del conflicto.

Como conclusión tenemos que la diplomacia ha cambiado… no lo podemos negar.

Pero también han cambiado los interlocutores. Antes teníamos a un POTUS (President of the United States) que usaba a twitter para ladrar… pero ahora el nuevo POTUS muerde, y en la yugular.

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