El triunfo del Apruebo (5.886.421 78,27% ) sobre el (Rechazo 1.634.107 21,73%) ha dejado otro aplastante resultado: La ausencia de liderazgos. Quien intente arrogarse este resultado está totalmente perdido y quiere decir que no entendió nada de lo ocurrido desde el 18 de octubre de 2019. La mejor prueba de ello es la ausencia de ellos en las celebraciones de anoche. En Plaza Baquedano se congregaron miles de personas sin ningún orador, sin ningún convocante, es decir sin ningún político y si hubiera pasado eso, un dirigente político que se hubiese atrevido ir a la plaza, lo más probable es que lo habrían sacado a patadas de la celebración.
Lo ocurrido anoche es una aplastante señal a la denominada “clase política” que está totalmente obsoleta en este nuevo orden político-social que está surgiendo desde ayer. La política tradicional anoche comenzó a vivir su funeral aunque existan políticos que busquen mañosamente sacarle partido al triunfo del Apruebo.
Lo expresado por el ex presidente Ricardo Lagos es elocuente (como trata e vestirse con lo ocurrido anoche): “Es un día histórico. Hace 15 años eliminamos los enclaves autoritarios de la Constitución de Pinochet. Y hoy, por primera vez, estamos ante la posibilidad de que todos los chilenos y chilenas redactemos la Constitución que queremos y que responda a las demandas del siglo XXI”.
En esta línea hay que destacar que los partidarios del Rechazo mantuvieron su consecuencia política histórica y eso es valorable en sentido de que no se transformaron en camaleones intentando subirse a los vagones de la cola de quienes intentaron sacar provecho del resultado del plebiscito, como la alcaldesa de Providencia y precandidata presidencial de la UDI, quien señaló –en esta lógica del oportunismo político-: “Desde hoy todos trabajamos para una #NuevaConstitucion. Tenemos que buscar buenos constituyentes y terminar el trabajo que la ciudadanía ha encomendado. Nadie sobra, muy por el contrario, todos sumamos. Sin violencia, debemos escucharnos y lograr los acuerdos que Chile demanda”.
Y el mejor ejemplo del camaleonismo desenfrenado, el incombustible Joaquín Lavín que dijo: “Muy contento! Chile necesitaba pasar a una nueva etapa. Ponerse un traje nuevo q construyamos entre todos. Y a partir de ahora ni ganadores ni perdedores. Todos juntos!!!!”.
Pero, las lecciones de la jornada de ayer parten en dejar claramente establecido la total desconexión de la política con la ciudadanía, eso es lo que deja el 78,26% que optó por el Apruebo. Es un mensaje para los que aún no logran darse cuenta que en Chile ha comenzado un proceso en que la política anclada en los principios del siglo XX, está obsoleta, tan obsoleta como los intentos que hicieron los partidos de la oposición anoche en montar escenarios para audiencias fantasmas. Por lo tanto aquellos políticos añejos –Lavín, Matthei, Lagos, Allamand, Insulza, Muñoz e incluso Jadue– que intenten hacerse del triunfo del Apruebo una pócima mágica que los haga transformase en líderes políticos sintonizados con esta nueva era políticosocial que nace en Chile, simplemente no han entendido nada y definitivamente deben retirarse a sus hogares y desprenderse del Poder, que pareciera ser lo único que les importa.
Así las cosas no es de extrañar reflexiones como la del también añejo cientista político Alfredo Joignat que asegura: No quiero ser aguafiestas: después de la alegría viene la reflexión. Siempre dije que el plebiscito iba a ser una borrachera para la oposición (y lo es), después viene la resaca: 50% de abstención para algo tan importante como el plebiscito es inquietante, más allá de la pandemia”.