En estos momentos, se está dando una lucha entre China y Estados Unidos respecto de la implementación de la red celular de alta velocidad denominada 5G, cuyo potencial es inmenso y trabaja a velocidades 100 veces mayores que las que actualmente usamos en nuestras comunicaciones y que será decisiva para implementar aplicaciones de control de equipos y procesos a distancia, lo que afectará a la vida diaria y la gestión de equipos y organizaciones, tanto civiles como militares.
Para Estados Unidos se trata de un enorme problema de seguridad, que afectaría a los países, organizaciones y personas que usen los equipos 5G de Huawei, pues afectaría a comunicaciones civiles y militares. Considera Estados Unidos, y varios de sus aliados, que La República Popular China (RPC) ha demostrado en los hechos su capacidad y voluntad para sustraer información y tecnología.
Pero es que no solo es Estados Unidos quien se opone a la red 5G china. También Australia y Nueva Zelandia se oponen al sistema 5G chino y no permitirán hardware de Huawei en sus redes, por razones de seguridad. Por otra parte, en el Reino Unido, los servicios secretos revisaron la tecnología china ofrecida y concuerdan en que en el sistema 5G chino existen problemas de seguridad para los usuarios. En el concierto mundial, a los países antes mencionados se unen Israel así como algunas potencias importantes de Asia, que por su cercanía, seguramente no quieren arriesgarse a la influencia y espionaje de China, como lo son Japón, Corea del Sur y la India.
Chile sorprendió con el anunció de que para marzo de 2020 se lanzaría la licitación a las operadoras nacionales para el desarrollo de la Red 5G. Se desconoce el status actual de dicha licitación.
La importancia estratégica de esta decisión no se puede soslayar y solo ver el beneficio de algunos. Ese factor resulta demasiado importante en la selección. El ahorro en las adquisiciones y contratos del Estado de Chile resultaría inconveniente cuando a cambio pone en peligro la seguridad nacional.
Hay ejemplos en el pasado: El convenio de suministro de Gas de Argentina. El gas argentino, que parecía más barato, finalmente nos resultó caro por la falta de confiabilidad de la contraparte. Debe decirse que el Presidente Frei fue advertido de los peligros de confiar un suministro estratégico desde Argentina.
A los oferentes les importará poco la trascendencia estratégica de la decisión. Y con ello, aparece la posibilidad de la confusión valórica. Nos preocupa mucho la posibilidad de acciones poco reflexivas y unidimensionales, esto puede ocurrir no solo durante una licitación, sino también en una instancia previa a ese proceso y a alto nivel.
Es necesario que quienes tienen capacidad y peso en el conocimiento de las implicancias geopolíticas de la adopción de una red 5G, consideren, que cualquier alianza a ese nivel estratégico con la RPC nos puede afectar, porque el nuevo poder mundial en esta materia está en colisión con Estados Unidos. Al mismo tiempo, nuestros intereses pueden pesar menos al régimen chino que los de otros países de la región con los que nuestras políticas y metas estratégicas son divergentes o eventualmente claramente contradictorias.
Chile está en el mismo continente que Estados Unidos y está al otro lado del Pacífico, resultaría insensato enajenar esa relación estratégica con más de doscientos años, para iniciar una con la PRC. Más del 80% de nuestro comercio exterior está en América y el Asia Pacífico. La mayoría de los países de esas áreas geográficas se alinean con Estados Unidos en este asunto, como Japón, Australia, Canadá, Corea del Sur, Nueva Zelandia. Se vienen sumando la India y Brasil.
El mundo está entrando, como lo señaló Henry Kissinger recientemente, en una nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y la RPC. La decisión acerca de la red 5G deberá considerar este trasfondo. El que crea que puede jugar a dos bandas y favorecer “intereses”, sin poner en peligro a Chile, se equivoca. En ese marco, cabe tener presente que la RPC está aun a décadas de poder desafiar el poder naval de Estados Unidos en altamar, con el impacto que eso tiene en las rutas marítimas y el comercio exterior. A lo anterior se suma, que poderes navales como Japón y el Reino Unido son aliados de Estados Unidos, sin perjuicio de la creciente inversión en ese ámbito de países como Australia y la India, coloso que lentamente se acerca a Estados Unidos por el crecimiento de su vecino e histórico antagonista.
El actual canciller, señor Rivera, en su primer discurso al asumir su cargo dijo erróneamente que Chile debía “bailar” entre la RPC y Estados Unidos. Esa no es la política correcta.
El presidente Piñera, en su visita a China, también de forma errónea, dijo sobre el régimen político en China que “cada uno tiene el sistema político que quiera”, desvalorizando a la democracia y los derechos humanos. En China hay una dictadura y ese pueblo tiene tanto derecho a la democracia y sus derechos fundamentales, como cualquier otro. Si fuese como dice el Presidente, entonces se contradice cuando crítica otras dictaduras. Los valores de la libertad y la democracia, como nuevamente ha quedado claro con la gravísima crisis mundial por la pandemia del virus Covid-19, no pueden ser dejados de lado en una decisión estratégica como la implementación del sistema 5G.
La política exterior de Chile debe procurar amistosas relaciones con la República Popular China, nada obsta a eso, tal como ha sido desde el inicio de relaciones en 1970, lo que no debe llevar a desatender el hecho de que, desde los albores de nuestra República, la relación con Estados Unidos ha tenido un nivel superior de colaboración en diversos ámbitos, pues nos unen a ese país no solo un largo, importante y sostenido intercambio político, comercial, incluido el estratégico, sino también el ser parte del mismo continente y compartir valores comunes.