En las últimas semanas hemos visto una serie de consejos y “recetas mágicas” de administración financiera para sobrevivir a los efectos de la crisis. Estas recomendaciones no son más que conocimientos básicos de administración y sentido común: ampliar el plazo de pago a proveedores, renegociar tasas y plazos de deuda con las instituciones financieras, controlar el cobro a la cartera de clientes, reducir gastos, etc.
Pero desde el punto de vista de la administración financiera no solucionan los problemas de fondo de las empresas. Aunque puede que alarguen transitoriamente su vida, no aseguran la sobrevivencia a largo plazo en un escenario de contracción económica.
Para tomar medidas en serio, primero se requiere determinar cuál es el objetivo: velar para que el patrimonio se mantenga y aumente en la medida de lo posible.
Para ello se debe administrar, organizar y planificar la vida de la empresa, no sólo paliar la crisis. Para poder hacer eso, se debe contar con la herramientas objetivas y efectivas que permitan diagnosticar su estado de funcionamiento, mejorar y optimizar.
Uno de los instrumentos fundamentales es la contabilidad, que debería reflejar actualizado el día a día, desde lo mas básico de las finanzas, como parte del ABC de administración financiera, manteniendo las conciliaciones bancarias actualizadas y flujos de caja proyectados, a un mes día a día y los dos meses siguientes semana a semana.
No hay que olvidar que la contabilidad es eminentemente financiera. Lamentablemente en Chile es común encontrarse con una confusión que transforma la contabilidad en un engendro financiero tributario, que no refleja la verdadera situación de las compañías, confundiendo el real sentido de reflejar y mantener la realidad de la empresa controlada. Se reduce al final a una obligación que tiene que cumplirse en abril de cada año, para declarar el impuesto a la renta, pero la mayoría de las empresas no mantiene al día su mayor herramienta de control, que debería reflejar el estado real al 31 de diciembre; ni es capaz de comprender ni analizar el contenido de las distintas partidas.
Debemos entender que el concepto de capital de trabajo, o en forma simple la caja, es la vida o muerte de una compañía, para ello la administración, organización y planificación de los flujos de caja nos permiten visualizar la situación actual y proyectada con sus riesgos propios, entendiendo además en detalle nuestra empresa.
Las firmas han estado esforzándose durante años para implementar y entender reformas laborales, tributarias, etc., sin embargo, no han logrado dar la importancia a la gestión financiera como pilar fundamental para sobrevivir en tiempos de crisis. Aún es tiempo de abordar la administración financiera en forma seria y responsable, y prepararse para el futuro incierto que nos espera. Partamos por pedir el balance que debería haber estado el 31 de diciembre del 2019 y hagamos un análisis, proyectemos el 2020, no esperemos a abril.