La imagen generalizada es muy distinta a la que se tiene de él, la iglesia y el cine se han basado en la imagen de Jesús de Franco Zeffirelli: de rostro alargado, pelo castaño y largo, alto, ojos marrones y tez blanca.
Más bien sería el cabello corto, rizado, cara ancha y la piel mucho más oscura.
De acuerdo a los expertos, estos se basaron en la apariencia de los hombres del lugar y la época en la que vivió Jesucristo.
Richard Neave, ex profesor de la Universidad de Manchester, construyó el retrato después de haber examinado tres cráneos semitas «de todo Galilea en el norte de Israel, utilizando métodos que suelen emplearse para identificar a las víctimas de crímenes», informó la BBC.
Utilizando una tomografía computarizada se tomaron imágenes con rayos-x de los cráneos, con las que se evaluó el espesor del hueso, se recreó la piel y los músculos de ciertas áreas de la cara.
Tras examinar los restos óseos hallados en antiguas expediciones arqueológicas en el área, llegaron a la conclusión que probablemente Jesús era de baja estatura, medía alrededor de 1,5 metros y pesaba unos 50 Kg. A diferencia de las clásicas representaciones occidentales, su piel era de color oscuro y su musculatura estaba bien desarrollada, ya que había trabajado como carpintero hasta los 30 años.