Según cifras de la Oficina de Estudios y Políticas Agrarias, ODEPA, para el año 2050 se prevé que la población mundial alcance los 9.700 millones de personas, aumentando en más de 50% la demanda de alimentos en el mundo, lo que si bien representa un desafío para la agricultura a nivel mundial, también es una oportunidad para los pequeños exportadores chilenos.
Sin embargo, estos agricultores muchas veces se ven enfrentados a diversas desventajas que dificultan su crecimiento como empresa, que van desde conseguir la inversión inicial para su producción, hasta perder la cosecha completa por errores que pudieron haberse evitado con una buena asesoría.
Cristián Soto, gerente comercial de CORESA – compañía que brinda soluciones de excelencia para la protección, envasado de materia prima, productos para el agro y la industria-, explica que uno de los principales productos de los pequeños y medianos agricultores son las cerezas -producto muy apetecido en el extranjero-, pero se ven enfrentados a las grandes exigencias de la industria, sin poder hacer crecer su negocio.
“Ellos deben lograr una calidad de fruta de primer nivel para la exportación, obtener buen calibre y fruta sana, para alcanzar precios competitivos v/s mercados externos. Pero también se encuentran con barreras de impuestos y altos costos de parte de las exportadoras y con la presión de aumentar los volúmenes de productos, para lograr una mejor negociación”, indica el experto.
Junto con esto, Soto agrega que deben cumplir con fechas de entrega muy ajustadas, dependientes de factores externos, como paros en aduanas, alta demanda en transportes, baja capacidad de puertos chilenos. Cumplir las exigencias sanitarias que obligan a tener un control del huerto durante todo el año, no sólo en cosecha; los altos costos de producción, que lo hacen poco competitivo ante grandes empresas nacionales y la falta de mano de obra «cosecheros» para la temporada, pone en riesgo un cosecha oportuna en tiempo, calibre y madurez de la fruta.
Una de las principales dificultades a los que se ven enfrentados los agricultores es la pérdida de la producción por temas climáticos, por lo que es fundamental proteger las frutas de las heladas y lluvias con protectores agrícolas. “Los beneficios de tener un campo techados son muchos; Lograr que la fruta no se parta, tenga un buen calibre. Además, evita el sanar la fruta con pesticidas u otros elementos químicos para recuperar los daños causados por el granizo, agua o heladas. También permite tener una fruta con mayor crocancia y que llegue a destino con la madurez correcta”, afirma el gerente de CORESA.
Errores más frecuentes que impiden el crecimiento
Cristián Soto detalla errores comunes que los pequeños agricultores cometen, y que juegan en contra del desarrollo de la industria:
El primero es la desinformación de los mercados, creer que se tiene un buen producto y no hacer estudios de mercado/demanda en países de destino.
No saber dónde hacer los trámites de exportación de manera independientes sin ser representados por una exportadora especialista.
Asesoramiento deficiente buscando una inversión baja, donde pierden la oportunidad de una buena negociación, para buscar el mejor precio/calidad.
No considerar la cobertura “techos” de las plantaciones, un insumo crítico en el proceso de buscar una excelencia en la fruta, para lograr una mejor exportación final.
No hacer una inversión inicial correcta en el marco de plantación para la post instalación de techos, pensando en un ahorro que a la larga se transforma en una doble inversión, al necesitar cambios en la estructura o marco de plantación.
No planificar la compra de techos para el huerto, corriendo el riesgo de no llegar a las fechas de cobertura por falta de stock disponible en el mercado.
Querer obtener ahorros en instancias previas la cosecha en «No cubrir» adecuadamente sus producciones, corriendo el riesgo de pérdida, o baja producción y no cumplir con las expectativas de exportaciones o compromisos pactados con anticipación.
Más información en http://www.coresa.cl/es/empresa/