Con una fuerza submarina envejecida, la Marina de Guerra del Perú ha puesto en marcha una serie de planes para recuperar y renovar sus unidades, tanto a nivel local como el extranjero.
Así, mientras por una parte ha realizado importantes inversiones en su astillero principal en El Callao para modernizar profundamente algunas unidades, por otra ha estado analizando el mercado internacional para adquirir submarinos de segunda mano que le permitan mantener en lo posible su actual fuerza en 6 unidades.
Actualmente, la armada peruana posee 6 naves de la Clase U209 de fabricación alemana: los SS “Angamos” (1980), “Antofagasta” (1981), “Pisagua” (1983), y “Chipana” (1982), los cuatro del modelo 1200; además de los SS “Islay” (1974) y SS “Arica” (1975) del modelo 1100.
En este sentido, durante el último año se han estrechado los contactos con la Marina de Brasil, con la posibilidad de adquirir dos submarinos de la misma Clase U209, pero del más moderno modelo 1400, similares a dos de los actualmente en servicio en Chile, pero construidos en el país carioca y con necesidad de modernización.
Proyecto local de modernización
Para Perú, la modernización profunda de estas unidades (conocida en jerga naval como refit) es crítica, considerando que estos trabajos de actualización se han retrasado por largo tiempo principalmente por temas presupuestarios, y que implica que estas unidades no puedan operar al máximo de sus capacidades por obsolescencia de sus sistemas y por el desgaste de la estructura.
Así, si bien la marina peruana participa constantemente en ejercicios con la Armada de Estados Unidos (principalmente en los ejercicios anuales Subdiex), ha debido disminuir la operatividad de sus submarinos para mantener un número mínimo en operación. Los más afectados son los más antiguos del modelo 1100 (Islay y Arica) que ya alcanzan los 45 años de servicio y que no han recibido modernizaciones profundas, y que son los candidatos a irse de baja y ser reemplazados por nuevas adquisiciones.
En este contexto, SIMA Perú ha efectuado una fuerte inversión en el Arsenal Naval del Callao, que considera entre otros convenios firmados con la empresa alemana ThyssenKrupp AG, constructora de los submarinos U209 de la Marina de Guerra del Perú y la empresa israelí ELBIT SYSTEMS, para la modernización de las 4 unidades de la clase U209-1200.
El contrato comprende la asesoría y asistencia técnica para realizar trabajos especializados de corte de casco de los 4 submarinos U209-1200, que considera el corte del casco de cada submarino (tecnología que actualmente en Latinoamérica sólo manejan astilleros de Chile y Brasil) y efectuar la modernización y reemplazo de los sistemas de comando y control, equipos que componen el sistema de propulsión, navegación, búsqueda, así como equipos mecánicos, eléctricos, electrónicos, ópticos e hidráulicos, y el planeamiento y supervisión de los trabajos de modernización, instalación y mantenimiento mayor.
El paquete considera una inversión inicial de alrededor de US$ 316 millones, y la primera de las unidades, el “Chipana”, entró a refit en 2018. Y si bien a lo largo del pasado año tanto SIMA como la Marina de Guerra del Perú realizaron una intensa campaña comunicacional destacando el inicio del trabajo y la realización del corte de casco, este 2019 poco se ha sabido de los avances más allá de fotos preparadas puntuales, Así también, se desconoce el detalle del cronograma de modernización de la flotilla de submarinos.
Compra en el extranjero
Si bien desde la década pasada se ha rumoreado sobre eventuales ofertas de unidades nuevas para la Fuerza de Submarinos del vecino país, es a partir de 2017 que el mando naval peruano ha efectuado un trabajo más profundo en búsqueda de unidades que permitan reemplazar a sus buques más antiguos, cuyo eventual refit resulta demasiado oneroso y poco práctico tratándose de modelos de 45 años de antigüedad.
En este período los marinos peruanos han tomado contacto con diversos países buscando alternativas costo-eficientes, tanto nuevas como usadas, aunque en ese mismo año la marina peruana llegó a la conclusión que unidades nuevas como los alemanes U214 estaban más allá de sus posibilidades presupuestarias.
En ese contexto empezaron a destacar los acercamientos con la Marina Brasilera y es así que en abril de este año, surgió una primera información sobre la posibilidad de que estuvieran estudiando la venta a Perú de los submarinos U209-1400 «Timbira» (S32) y «Tapajó» (S33), construidos en dicho país bajo licencia alemana, y cuya modernización se está descartando considerando que los astilleros cariocas están construyendo 4 submarinos clase Scorpene (similares a los 2 que tiene Chile) y prepara la construcción de una unidad de propulsión nuclear. Cada uno de estos submarinos costaría alrededor de US$ 80 a 90 millones.
Aunque esta opción parece no haber prosperado, durante septiembre se supo que las marinas peruana y brasilera estarían estudiando un canje de buques: los mismos dos submarinos a cambio de un buque de un buque de proyección anfibio de la clase Makassar (fabricado en SIMA-Callao bajo licencia de Corea del Sur), adaptado para el servicio de navío escuela.
Tal esquema permitiría que los dos servicios resuelvan importantes problemas de envejecimiento de los medios: la obsolescencia de los submarinos peruanos del tipo U209/1100, y el fuerte desgaste del buque escuela Brasil (U27) que, el mes pasado, completó 33 años de incorporación a la flota carioca, y que actualmente tiene problemas recurrentes en su sistema de propulsión.
Todavía no está claro cómo se realizaría la eventual transferencia mutua de recursos entre Brasil y Perú. No se sabe, por ejemplo, si alguna de las Fuerzas necesitará desembolsar cantidades significativas de dinero. Lo que se da por sentado es que cualquier reparación y adaptación que necesiten el «Timbira» y el «Tapajó» se realizarían en las instalaciones del Arsenal de la Armada de Río de Janeiro.
De acuerdo a fuentes brasileras, la clase Makassar construida en Perú permitiría mejorar las capacidades de enseñanza al proporcionar a los oficiales jóvenes sesiones de instrucción mucho más realistas, especialmente en los campos de guerra anfibia y atención hospitalaria de combate, por ejemplo. Nada de esto es posible a bordo del barco escolar brasileño actual, la mayoría de las veces capaz de enseñar solo clases teóricas. Además, debido a su bajo costo de producción (US$ 50-75 millones dependiendo de los requerimientos), la relación costo-beneficio resulta ser ventajosa: el barco transporta un batallón de infantes de marina, así como 50 vehículos, entre vehículos blindados de reconocimiento y SUV
Cabe considerar que la marina peruana ha efectuado fuertes inversiones durante la presente década, entre ellas US$144 millones en 6 PGCP-50 Patrulleras Marítimas; unos US$150 millones por dos LPD Clase Pisco; US$70 millones en el Buque Escuela «Unión», más las adquisiciones y construcciones en el exterior de alrededor de US$165 millones (US$96 millones en el Buque Oceanográfico «Carrasco» y US$69 millones en el Buque AOR «Tacna»).
Sin embargo, la preocupación mayor es el reemplazo o actualización de las unidades de su escuadra de superficie, en estos momentos con proyectos incompletos, falta de presupuesto y sin un cronograma de trabajo conocido, teniendo la grave amenaza de la baja obligada por su antigüedad y falta de modernización profunda, los mismos síntomas que se busca subsanar en la Fuerza de Submarinos.