En tiempos difíciles la fe cobra fuerza y es a la divinidades a quien se recurre en momentos de aflixión. La mejor evidencia de esta costumbre milenaria es lo que pasó este viernes en el Palacio de La Moneda, hasta donde llegó la imagen de la Vírgen de Fátima a la que le rezó el Presidente de la República, Sebastián Piñera: “Yo le quiero pedir a la Virgen que su visita nos ayude a unir a los chilenos. Que tranquilice y apacigüe el corazón de los violentos, que inspire y fortalezca el espíritu de los hombres y mujeres de buena voluntad, porque a Chile nos hace falta visitas como la de la Virgen de Fátima”.
Pero durante este Gobierno es más cuando se han visto estas manifestaciones de fe de parte de ministros de Estado, abrumados por la coyuntura:
El ministro de Agricultura, José Antonio Waler dijo el 18 de septiembre: «En el Tedeum vamos a rezar para que cambie el clima, para que tengamos lluvias».
El 6 e agosto pasado el ministro de Hacienda Felipe Larraín abrumado porque no logra que se aprueben sus reformas al visitar una hogar de religiosas le pidió:»Así que yo también le voy a pedir aquí a las madres que nos ayuden, a que recen para que se solucione la guerra comercial»
El ministro del Trabajo, Nicolás Monckeberg, también se suma a los Secretarios de Estado que ven en el rezas la fóomula para salir de los escollos: «Hay que trabajar muy duro, quienes son personas de fe, definitivamente pueden rezar, orar, pedir».