Un “error humano” fue la explicación dada por la cuestionada sanitaria Essal por la responsabilidad en el vertimiento de petróleo en los estanques de agua potable que provocó que por 10 días los osorninos estuvieran sin el vital elemento, apuntando directamente al trabajador del turno. Este mismo operario, en su declaración ante la PDI deja al desnudo la precariedad en la que efectuaba sus labores y de la maquinaria existente, dejando ver que había relojes que para su funcionamiento era necesario pegarle golpes, tal cual como ocurre en las películas cómicas.
Así lo revela El Mercurio que tuvo acceso a la interrogación que se le hizo al funcionario, cuyo nombre permanece en el anonimato, en donde explica que el generador de la planta de Caipulli tiene una capacidad de 350 litros y cuenta con un indicador de llenado “que consta de una aguja, la cual periódicamente presenta problemas en el marcaje, razón por la cual hay que golpearla con una piedra para que muestre el nivel real”.
Además, explica que tiene múltiples labores que cumplir en lo que es su solitario turno de noche, el cual se extendía desde las 20:30 hasta las 08:30 horas, en una instalación que no contaba con iluminación acorde, equipos precarios y restricciones para el uso de electricidad.
Respecto al vertimiento de combustible, el operario menciona que cerca de las 23:10 horas llegó hasta el sector de la planta baja, lugar en donde se encuentra el estanque de almacenaje de petróleo, procediendo a realizar el trasvasije al generador de electricidad “que se había utilizado desde las 18:00 y hasta las 23:00 horas, dado que esas son las horas de restricción eléctrica y, por ende, el valor de la electricidad es mayor”.
Su relato continúa, señalando que cerca de las 23:10 horas abrió las dos válvulas del estanque de petróleo conectadas con una sola cañería al generador, retirándose a la oficina de la planta alta que está a unos 100 metros de distancia de ese lugar, admitiendo que “me olvidé del procedimiento, acordándome de ello a las 00:10 horas (…) es decir, 20 minutos más de lo que corresponde, razón por la cual me trasladé en forma inmediata al sector de la planta baja, procediendo a cerrar las dos válvulas”.
Y aún hay más, la precariedad en la que desempeña sus labores queda de manifiesto una vez que se produce el derrame del combustible, ocasión en que los funcionarios de la PDI les menciona que advierte “la existencia de una película de petróleo que salía desde la ventilación ubicada en la parte superior del estanque local del generador”, por lo que “procedí a inspeccionar alrededor del generador, haciendo uso de una linterna, ya que el lugar no cuenta con iluminación, donde no observé combustible en el suelo”.
Sin embargo, admite que no le dio importancia a este hecho al no divisar acumulación de petróleo en el suelo, por lo que no dio cuenta de lo ocurrido y no dejó registro en el libro de novedades “tal como lo establece el protocolo”.
Además, el trabajador relata la labor que tiene que cumplir durante su turno, el cual abarca el monitoreo cada dos horas de la turbiedad del agua a través de la toma de muestras en cinco puntos, verificar el caudal de producción de agua en dirección a la planta de Essal ubicada en Ovejería Bajo, mediante un panel de control instalado en la oficina principal, revisar el nivel de los filtros del agua, prepara el hipoclorito para la desinfección del agua local, limpieza de tubos perforados para la recolección de agua y el trasvasije de petróleo del estanque de almacenamiento de reserva al generador de electricidad de la planta.
