Todos los ojos de la política estaban puestos el sábado en el Partido Socialista, debido a que el Comité Central se reunía para elegir la nueva mesa de la colectividad. Sin embargo, tal como lo había anunciado la disidencia, la decisión de reelegir al senador Álvaro Elizalde como timonel de la tienda terminó por quebrar definitivamente el interior del socialismo chileno, puesto que la lista de Maya Fernández se retiró de la instancia.
Se esperaba que la reunión del sábado permitiera limar asperezas tras las cuestionadas elecciones del pasado 26 de junio y el intercambio entre los miembros de cada lista en competencia, acusaciones de un padrón inflado en San Ramón, entre otros.
Sin embargo, la guinda de la torta fue un nuevo reportaje televisivo que daba cuenta de la vinculación de militantes con personas ligadas al narcotráfico, lo cual volvió a encender la pradera del socialismo chileno y otro intercambio de acusaciones mutuas.
En el encuentro se vaticinaba que las listas lideradas por Fernández y Elizalde pudieran llegar a un consenso sobre los integrantes que conformarían la directiva nacional, pero luego de haber transcurrido solo 20 minutos de iniciada la reunión, los integrantes de la lista disidente abandonaron la sala.
Uno de los motivos de la molestia de los miembros de Fernández fue que el senador José Miguel Insulza propuso a Elizalde para que integrara la mesa, argumentando para eso el “gran” triunfo obtenido en las pasadas elecciones. Sin embargo, la lista que lideraba la diputada siempre ha apuntado que por la mayoría de votos obtenida por Fernández debía ser ella la que tomara las riendas del PS como presidenta.
Al momento de preguntarle a Maya sobre el nombre que propondría, la diputada no lo entregó porque era partidaria de una mesa de consenso, momento en que la disidencia acusa que fue silenciada y se le comunicó que no podía seguir interviniendo en la reunión.
Fue esta medida la que provocó que los miembros de la lista abandonaran el encuentro, lo cual evidenció un problema interno que terminó por agudizar el conflicto.
“Como se nos planteó que no presentamos un nombre específico, sólo se va a votar el nombre del compañero Elizalde. Es por eso que hemos decidido salir, no participar de la votación y ratificar que nosotros vamos a estar en el Comité Central, porque el partido es de todos y todas los que somos socialistas”, dijo Fernández al salir de la sala.
A su vez, el reelecto timonel del PS, quien permanecerá por otros dos años al mando, sostuvo que “el partido seguirá promoviendo el debate. Esperamos por tanto que, en este contexto, todos los sectores del partido se sumen. Se aproxima la elección de la mesa directiva, hay diez cargos conforme el estatuto; hemos procedido sólo a elegir ocho con el objeto de que la minoría esté representada”.
Para el apoderado de la lista de Fernández y diputado, Marcelo Díaz, su opinión no ha cambiado y mantiene sus críticas a la dirigencia actual, reiterando que tiene una “conducción autoritaria, poco dialogante y despolitizada del partido que se ha visto favorecida con estas prácticas clientelares y con esta lógica de aparato más que de un partido deliberante”.
En cuanto al futuro del PS, Díaz no lo ve con buenos ojos y en declaraciones a La Tercera menciona que existe “temor” por haber sido disidentes y de no ser convocados a las elecciones municipales para poder competir.
Incluso fue más allá, porque aseguró que el nuevo comité central no está pensando en Chile sino que lo hace pensando “en los intereses de algunos, que lo que buscan simplemente es continuar administrando el partido de la forma en que lo han hecho estos últimos dos años”.
El pleno del Comité Central determinó elegir a Álvaro Elizalde como presidente; Andrés Santander como secretario general; Isabel Allende, Jaime Romero, Carolina Oteiza, Karina Delfino, José Miguel Insulza y Maria Guajardo como vicepresidentas y vicepresidentes, respectivamente.
A pesar que la nueva mesa no tendrá contrapesos de la disidencia, en espera que puedan incorporarse en los dos cargos que mantienen abiertos para ellos, las próximas elecciones municipales son vitales, debido a que si el PS sufre una debacle electoral, la militancia le cobrará la derrota a la directiva actual.