Luego de conocida la demoledora encuesta CEP, el Presidente Sebastián Piñera encabezó este jueves el esperado y anunciado Cambio de Gabinete, marcado por la salida de dos de los más criticados ministros por su inexperiencia y mala conducción como son Salud encabezado por Emilio Santelices, que sumó fracaso tras fracaso como el Hospital Digital y la reciente peor campaña de vacunación contra la influenza, quien le hacía dupla, sin duda por la mala gestión y la inexperiencia el canciller Roberto Ampuero, que a ratos parecía un activista rabioso contra el gobierno de Nicolás Maduro dejando de lado los temas de Chile.
El trio de los ministros peor evaluados (hay muchos más) lo abrochaba el ministro de Economía, José Ramón Valente, quien tuvo problemas en explicar la directriz económica con el cual el Gobierno de Piñera buscaba fomentar el eslogan de campaña de los “Tiempos Mejores”, los que al parecer no llegaron, según lo indicó esta jornada la CEP en todos aspectos que fue medido y en los que obtuvo nota roja.
Ahora en RR.EE. asume Teodoro Ribera, ex ministro de Justicia en el primer gobierno de Piñera, dejando de lado a un poco experimentado canciller que solamente versó su impronta con un discurso fuerte y a veces como de activista en contra del gobierno venezolano de Maduro.
En la cartera de Salud, vuelve en gloria y majestad Jaime Mañalich, quien deberá ser el que arregle los entuertos que dejó Santelices como es la campaña de inoculación contra la influenza, de la que actualmente existe una crítica por la carencia de la vacuna en consultorios y hospitales públicos.
En Economía asume Juan Andrés Fontaine, quien estaba en Obras Públicas, provocando un enroque al llegar a la cartera que deja Valente con muchas carencias que elementos beneficiosos, lo cual se ha notado en todos los sondeos de opinión.
Nuevamente se repite la figura de los enroques al interior del Gobierno, lo que demuestra la falta de «servidores públicos» que estén dispuestos a acompañar al exigente Presidente Piñera en el cargo de ministro.
Así las cosas, Alfredo Moreno salta de Desarrollo Social a Obras Públicas; de la Corfo salta Sebastián Sichel a Desarrollo Social y Juan Carlos Jobet -titular de Trabajo en el primer mandato de Piñera- se incorpora nuevamente al Gobierno, pero esta vez al mando del Ministerio de Energía, en reemplazo de la también cuestionada Susana Jiménez.
Hay que recordar que Jiménez perdió el rumbo de su cartera con el tema de los medidores inteligentes, aspecto del que nunca pudo desligar la responsabilidad de su ministerio a pesar que el Gobierno buscó la forma de responsabilizar al exministro Máximo Pacheco de haber firmado el famoso decreto. A lo anterior también se suma el cuestionamiento que se le hizo ante los constantes cortes de energía que ocurrieron y siguen sucediendo en la capital con o sin emergencias climatológicas.
Ahora bien, los que esperaban cambios en el área política deberán seguir esperando ya que Piñera mantiene a su equipo que también es duramente cuestionado por el propio Comité Político. Se mantienen las dudas y reclamos sobre el pobre desempeño de Gonzalo Blumel.
El cambio hecho por Piñera fue considerado al interior de Palacio como acotado, siguiendo el planteamiento hecho por el titular del Interior y dejando de lado la posición del jefe del segundo piso que es la visión de Chadwick y no la postura del jefe del segundo piso Cristián Larroulet, quien había expuesto la necesidad de un cambio de gabinete más profundo.
Durante su discurso, el mandatario culpó a la situación económica internacional del poco avance que ha tenido en la ciudadanía su eslogan de “Tiempos Mejores”, puesto que éste se basa exclusivamente en el aspecto económico, lo cual contrasta con la encuesta CEP que arrojó nota 3,6 el crecimiento económico del Gobierno de Chile Vamos.
“La economía mundial se ha debilitado, está creciendo mucho menos de lo que creció el año pasado (…) el comercio mundial está cayendo, situación que no ocurría en muchas décadas”, explicó como una forma de justificar la poca respuesta económica de lo que lleva de su segundo mandato.
Incluso, volvió a arremeter en contra de la oposición por su “obstruccionismo” que “han impedido que una agenda modernizadora en muchos frentes pueda avanzar y ver la luz del sol”.