Aunque en Chile la Iglesia está separa del Estado desde 1925 y en medio de la peor crisis moral y de credibilidad de la institución religiosa, su cúpula, representada por el presidente de la Conferencia Episcopal, el también cuestionado obispo castrense Santiago Silva, se dio maña para opinar y evaluar el mensaje presidencial entregado en la Cuenta Pública
El obispo Silva, señaló que: “Es valorable la preocupación por quienes más necesitan en nuestra sociedad, especialmente los pobres, desempleados, la infancia vulnerada, los adultos mayores, pensionados, privados de libertad, mujeres violentadas y migrantes. También el llamado a mejorar la democracia mediante el respeto, el diálogo y el trabajo de los políticos por el bienestar de todos los chilenos. El buscar entre todos los sectores políticos las vías para mejorar las condiciones de vida de toda la comunidad nacional, promoviendo la descentralización, para hacer de esta una patria más humana, que cuida de su medio ambiente y que fomenta una cultura de la paz y la vida, comprometiéndose contra el consumo de drogas entre nuestros niños y jóvenes”.
También participaron en la Cuenta Pública, los obispos Celestino Aós, Administrador Apostólico de Santiago, y Pedro Ossandón, Administrador Apostólico de Valparaíso; ambos cuesitonados por los escándalos de abusos y encubrimiento protagonizados por curas y obispos.